En el “día de la Dinastía Carlista”: Declaración de la Comunión Tradicionalista Carlista ante la cuestión dinástica
La Comunión Tradicionalista Carlista es posiblemente la única organización política española que defiende la monarquía tradicional y el legitimismo. El sistema partitocrático, basado en los principios liberales de la Revolución Francesa, es contrario a la Monarquía Católica, al mismo ser histórico de España. Por eso los carlistas nos oponemos a la Constitución del 78.
La Comunión Tradicionalista Carlista se reconstituyó en 1986 mediante la fusión de los grupos carlistas que coincidían en el Ideario de la Tradición española. Desde entonces la CTC, unida bajo la autoridad política de su Junta de Gobierno, viene proclamando que el problema de España es el sistema político vigente.
La Comunión Tradicionalista Carlista carece de un Rey a su cabeza. No vemos, entre los distintos príncipes descendientes de Felipe V, a uno que se identifique con la Tradición española y sea digno sucesor -con legitimidad de origen y de ejercicio- de la Dinastía que nos capitaneó hasta 1936. Don Carlos Javier de Borbón-Parma, así como su tío, don Sixto, reivindican de una u otra forma para sí los derechos de la legitimidad. Sin embargo, hoy por hoy, oídas las palabras del primero, y conocidos los actos del segundo, no podemos hacer un reconocimiento de tales derechos.
Necesitamos un Rey. Toda España lo necesita. Pero sólo podrá cubrir esa necesidad quien manifieste, con claridad, de palabra y de obra, que son el sistema constitucional y la dinastía que lo ha traído quienes están llevando a España a la ruina.
Junta de Gobierno de la Comunión Tradicionalista Carlista
Madrid, 4 de noviembre de 2016, San Carlos Borromeo
7 comentarios en “En el “día de la Dinastía Carlista”: Declaración de la Comunión Tradicionalista Carlista ante la cuestión dinástica”
Miguel Angel Pavón Biedma
Ante la evidente vacancia dinástica debemos plantearnos un carlismo sin rey. ¿Vamos a traer un nuevo Amadeo? Vamos a reconvertir a la dinastías reinante? Imposible. Y D. Sixto y D. Carlos Javier están alejados de la realidad, enquistados y enrocados en posturas que no conducen a ninguna parte. Además la línea directa se partió con el asesinato en Viena de D. Carlos Alfonso de Borbón un día antes de la guerra civil. Lo demás son descendientes colaterales. Y para más datos el carlismo recoge muchos hábitos y constumbres de los Austrias. Creo que debería plantearse un carlismo sin rey aunque sea un monarca carlista lo más deseable y también lo más alejado de la realidad.
tabaleter
Suscribo el comunicado de la Junta de Gobierno de la CTC. Quien quiera ser rey deberá tener la legitimidad de origen y la de ejercicio. Y para esta última, deberá de aceptar los Fundamentos de la Legitimidad Monárquica Española, aprobados por Real Decreto del rey Don Alfonso Carlos I. No podemos aceptar como rey a cualquiera, y menos a quienes no se presentan como tales.
Diego Hernández-Yllán
Un carlismo sin rey no tiene ningún sentido. Si algo caracteriza y diferencia al carlismo de cualquier otra cosa es el legitimismo. Sin legitimismo no hay carlismo. Puede haber tradicionalismo no legitimista pero no carlismo. Por consiguiente lo que hay que hacer es buscar la legitimidad allá donde esté, reconocerla y ponerse con armas y bagajes a su disposición.
Miguel Angel Pavón Biedma
Un carlismo sin rey tiene tan poco sentido como un rey sin carlismo. Tenemos un rey que no es carlista sino el descendiente de una cadena de usurpadores. ¿Alguien conoce a algún canditado que reuna legitimidad e ideología? El Duque de Parma vive su idilio particular con el Partido Carlista (duele decirlo) y sigue los criterios de una refundación fracasada y obsoleta. ¿Quién entonces? ¿El que cierra los pasos de la CTC en América? Un rey o un príncipe ha de tener un nombre, debe ser conocido y no un puro ente que nada tiene que ver con su verdadera existencia. Queremos un rey, pero si no tenemos ningún candidato a serlo ¿qué hacemos? ¿Esperar a nuevos descendientes? Perdón por mi afición a las figuras reales, tangibles, de carne y hueso. No creo en el gobierno de un esqueleto ni en el de un esqueleto con barbas y coronado, dedicado a hablar una y otra vez de temas intranscendentes y repetir lo que es, o parece, correcto. Quizás estemos esperando a un “mesías” (perdón por la comparación con el Mesías) que nadie conoce y que, si nos basamos en la mera utopía, nadie conocerá jamás.
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Juan Antonio Gimenez Sevilla
Don Carlos Javier es el Rey legítimo. Lo único que necesito para obedecerle es que actúe como tal y quiera ayudar a mejorar España, que se ponga a trabajar. Lo demás no me importa. Poco a poco cristianizaremos España y le haremos más explícito en sus declaraciones. Poco a poco le haremos más foral, a él y a España. Pero lo que los españoles esperan es que nos pongamos a trabajar ya en objetivos asequibles y en proyectos como este: Ahora Información.
Miguel Angel Pavón Biedma
Dios te oiga. De momento está muy anclado en las ideas de D. Carlos Hugo, que pueden ser aceptables, pero en su momento desunieron, partieron. Espantaron al posible electorado carlista. En un sentido estricto aceptar ese sistema de “electorado” tampoco era carlista pero sí un criterio práctico para comenzar una etapa. Y esas ideas nos privaron de una voz en el Parlamento. La continuidad de las mismas prolongará el silencio. El silencio privará a las Españas de soluciones y la seguirá dejando en manos de innombrables. Si es el verdadero Rey, obre como tal que muchos le seguiremos. De momento es una figura teórica. Además de dinásticamente dudosa.