Los acuerdos de paz ignoran la voluntad del pueblo colombiano
El pasado 24 de noviembre se firmó un acuerdo de paz entre el gobierno colombiano encabezado por Juan Manuel Santos y las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC). Traemos a nuestro lectores algunas de las cuestiones más importantes para entender un documento que ha dado la vuelta al mundo y que esconde la ideología de género entre sus presupuestos.
El gobierno del país ignora a media Colombia
En el plesbicito que se celebró el mes de octubre, se rechazó el primer acuerdo de paz con un 50,24% de los votos. La campaña por el “no” fue liderada por el ex-presidente Álvaro Uribe. A pesar de la derrota, el gobierno solo ha incluido algunas reformas de los opositores al acuerdo y lo ha aprobado sin el apoyo de la ciudadanía. El presidente Juan Manuel Santos ha considerado imprescindible, por consejo de la comunidad internacional, pasar por encima de la ciudadanía con la mayoría autorizada en el Congreso.
Las razones por el “no” de la mitad del pueblo colombiano
Ana Cristina Restrepo, académica y periodista colombiana, ha declarado que “el gran elector en Colombia” es el miedo. En cambio, el “no” significó para muchos ciudadanos del país “un triunfo de la justicia”, según la periodista. La voluntad de una paz política no puede eliminar tan fácilmente el dolor que el grupo terrorista ha impuesto por medio de una guerra que se ha financiado con la sangre de los colombianos y con el negocio de los narcotraficantes.
Además de una supuesta paz que excluye la justicia para los que han asesinado en nombre del socialismo, las FARC ha conseguido convertirse en un partido político con cinco escaños en el Senado y cinco escaños en la Cámara de Representantes del país. No necesitarán, en las próximas dos legislaturas, ganar unas elecciones. En las decisiones políticas tendrán un peso representativo, a pesar de los delitos de guerra y de lesa humanidad que se cometieron en la historia reciente de Colombia.
El documento también señala que se adoptarán medidas para facilitar “la creación, promoción y fortalecimiento de las organizaciones y movimientos sociales de mujeres jóvenes y población LGTBI“. Parte de la población ha visto la posibilidad de una infiltración de la ideología mundialista en la sociedad colombiana para cambiar la mentalidad del pueblo a raíz de un escenario deseable de paz. De hecho, Humberto Calle, jefe de la Delegación del Gobierno para la mesa de conversaciones con las FARC, aseguró que el enfoque de género “es fundamental para que consigamos una paz duradera”. Se quiere crear un antes y un después con este acuerdo de paz en el modo de entender la persona, la familia, la sexualidad…
Por último, uno de los aspectos más polémicos es el negocio del narcotráfico. Los países de todo el mundo han descartado hacer justicia con una organización que ha destruido la salud física y mental de millones de personas en todo el mundo con el comercio de estupefacientes. Con revelar información sobre rutas y con desligarse de las mafias, se pretende borrar el pasado del grupo terrorista y de los delitos muy graves contra la salud internacional. El apoyo de las Naciones Unidas al proyecto de Juan Manuel Santos es algo que sorprende, después de la tragedia que ha provocado la cocaína en todo el orbe.