En Espejo Público, Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid y del PP madrileño, declaró que en su partido “todos somos provida”. Parece haber olvidado que ella ha apoyado siempre a esa ala del PP-LGTBI, que se ha posicionado a favor de la ley de aborto libre hasta la semana 14. Parece haber olvidado como ella misma estuvo detrás de la persecución a Alberto Ruiz Gallardón, ex-ministro de Justicia, cuando hizo amago de prohibir el aborto por malformación. Cuando alguien intentó tomar un sucedáneo de medida pro-vida, se facilitó su dimisión rápidamente. Cristina Cifuentes declaró que “todos somos provida” en el PP, respondiendo a la pregunta sobre si en el Congreso del Partido Popular se va a imponer, ya de manera manifiesta, la política pro-abortista y pro-género que se ha adoptado durante muchos años.
La presidenta madrileña aseguró que “la vida la defendemos todos, todos absolutamente”, olvidando el pasado del PP:
- Celia Villalobos, en febrero de 2015, dijo que “lo que no cabe en mi partido es personas que dicen no al aborto”.
- Que ella es una de las personas del partido que ha apoyado la maternidad subrogada (vientres de alquiler) en Madrid.
- Que ella fue una de las que cargó contra los tres diputados regionales de su formación que rompieron la disciplina de voto sobre los vientres de alquiler, imponiendo multas por votar conforme a su conciencia.
- Que en El Programa de Ana Rosa dijo en 2014 que “yo estoy a favor de una ley de plazos”
Y no es que Cifuentes sea un “verso suelto”. No olvidemos que ya en su día Manuel Fraga anunció que no tocarían la legislación abortista, y que el Gobierno de José María Aznar mantuvo sin problema la ley de despenalización de 1986, y que la amplió favoreciendo el aborto químico.
Y no olvidemos que también Esperanza Aguirre, el icono de los “neo-con”, ha declarado sobre los “vientres de alquiler”: «Yo no estoy en contra en absoluto, sé que es muy polémico, pero estoy a favor. He visto cómo se han solucionado los problemas de muchísima gente que lo ha pasado muy mal»
La maternidad subrogada: explotación infantil y de la mujer
El PP intentó regularizar los vientres de alquiler en Madrid de mano de Cristina Cifuentes. En marzo de 2016, Cifuentes impulsó junto a Ciudadanos una proposición de ley en la Asamblea de Madrid para regular la maternidad subrogada. Sin embargo, la ruptura de la disciplina de voto de tres diputados populares impidió que saliera adelante. El parlamentario que votó en contra -los otros dos abandonaron el Hemiciclo-, Luis Peral, ha presentado una enmienda a la ponencia política y de estatutos en la que plantea que el PP permita el voto en conciencia. Aunque es loable la actitud de este último parlamentario, hay que tener en cuenta que la ideología de género y la explotación infantil no es un tema de objeción de conciencia. En realidad, que el PP haya potenciado la ideología de género pone encima de la mesa la verdadera naturaleza de la institución y no solo de algunas personas. La conciencia, a lo que realmente obliga, es a abandonar un partido que es enemigo de la ley natural y los derechos de los seres humanos.
Ahora, gracias a Cifuentes y a Javier Maroto, Vicesecretario general de Acción Sectorial del Partido Popular, el congreso del PP, que se celebrará el mes de febrero, debatirá sobre la “maternidad subrogada”. Se han presentado enmiendas que defienden su legalización por parte de numerosos miembros del partido.
“A mí me parece bien que los partidos debatamos internamente todas aquellas cuestiones como puede ser la maternidad subrogada; ojo, no el vientre de alquiler, porque yo no estoy de acuerdo ni mucho menos en que haya una contraprestación económica o que se convierta en un negocio”, declaró Cristina Cifuentes en Espejo Público.
“Entiendo que hay muchas parejas que no pueden tener hijos y que esto les podría ayudar a conseguir su objetivo“, señala la presidenta, para quien un bebé se convierte en un mero “objetivo”.
Apoyar la maternidad subrogada es considerar que el cuerpo de una mujer puede ser instrumentalizado para solucionar problemas de infertilidad en otras personas y constituye explotación sexual. También supone considerar que un niño o una niña son un objetivo médico o reproductivo más que un ser sujeto de derechos y plenamente digno gracias a su propia identidad personal.