El Congreso Nacional del PP no ha supuesto el menor cambio para el PP. Algunas voces han querido alertar en los medios de comunicación conservadores de un presunto viraje hacia la izquierda de los populares. Sin embargo, en el Partido Popular, todo lo concerniente a la ingeniería social ha estado presente ya desde los tiempos de Manuel Fraga. En 1978 se apoyaba finalmente a la Constitución Española divorcista y abortista y hoy, en 2017, se promociona la ideología de género y el alquiler de úteros. El discurso provida nunca ha sido tenido en cuenta en el partido, como pudo demostrar José María Aznar en sus 8 años de gobierno. Con mayoría absoluta durante 4 años, no se derogó la ley abortista de supuestos del 1985. En la anterior legislatura, también con mayoría absoluta del PP en el Congreso, no se derogó la ley de plazos para abortar de Zapatero. La inacción, sin duda, manifiesta complacencia.
Sobre la llamada “maternidad subrogada” (vientres de alquiler o alquiler de úteros) se ha dicho que «en el PP debemos dar respuesta a los asuntos y debates que se presentan en la sociedad. No queremos rehuir o ignorar ninguno sin entrar al fondo de la cuestión». La intención de este texto apoyado por Cristina Cifuentes, Esperanza Aguirre, Fernando Martínez-Maíllo, Javier Maroto, Pablo Casado… (la nueva directiva que gobernará el PP) es iniciar el camino hacia la regulación de una auténtica explotación sexual de la mujer. Para seguir engañando al voto conservador, la ponencia social recoge que el aborto «no es un derecho sino un fracaso», pero no indica nada sobre un posible cambio legislativo auspiciado por la formación. En definitiva, los votantes católicos o provida no tienen porqué confiar en el partido si la reputación del PP demuestra que siempre falla en lo que concierne a promesas electorales de principios.
“Esta transacciones no son admisibles. Si nuestra convicción es que el aborto no es un derecho, el mensaje que transmitimos a las jóvenes no puede ser que no pasa nada si lo hacen”, afirmó Lourdes Méndez, exdiputada del PP. “Yo no puedo entender que esto se apruebe. No es de recibo. La interpretación es ambigua y está en contradicción con el derecho a la vida”, afirmó esta militante provida. A estas declaraciones se suma la duda sobre si Luis Peral, Laura Méndez y demás exdiputados del PP provida están siendo excesivamente prudentes con su permanencia en ese partido. ¿Son conscientes del daño que se está haciendo al votante “de principios” permaneciendo y, en consecuencia, dando el visto bueno al engaño del PP?
En definitiva, el Congreso del PP puede interpretarse de dos maneras:
- De una manera estratégica continuadora del malminorismo, según la cual habría que seguir dentro del Partido Popular y continuar presionando acerca de las posiciones provida. O incluso podemos interpretarlo como una señal del cielo para seguir creando partidos pequeños, sin posibilidades electorales, con el ánimo de reproducir el sueño de la derecha conservadora de un PP “bueno”. Algunos rumores apuntan en la dirección de que Javier Puente y los exdiputados provida rebeldes estarían pensando en montar un nuevo partido o sumarse a VOX.
- Desde una perspectiva de principios. En 40 años la estrategia de la democracia cristiana ha fracasado. Al final ni es democracia ni es cristiana. Los principios católicos son incompatibles con los del liberalismo demócrata que se ha potenciado en el PP o en otras formaciones. De hecho, el catolicismo interno dentro del PP, si es que alguna vez lo hubo, se perdió hace mucho tiempo. Hay que reconocer el fracaso y hacer examen de conciencia, aunar fuerzas y crear un proyecto común en el que se defiendan de una manera genuina los principios no negociables (el derecho a la vida, la realidad de la familia, la libertad educativa y la defensa del bien común más urgente).