El divorcio, el aborto y los anticonceptivos destruirán el Estado de Bienestar en 2050
La científica titular del Grupo de Investigación del Envejecimiento del Consejo Superior de Investigaciones científicas (CSIC), Dolores Puga, ha afirmado en declaraciones a EUROPA PRESS, que el nuevo Comisionado para el Reto Demográfico creado por el Gobierno de España no va a tener ninguna utilidad. Ha declarado que “el envejecimiento ha venido para quedarse y no lo vamos a arreglar porque no tiene ninguna solución”. También afirma de una manera impersonal que los países europeos “se han vuelto más eficientes en su proceso reproductivo”, refiriéndose a la cultura sexual anticonceptiva y abortiva reinante en la UE. Puga argumenta que “no hay ninguna evidencia en ningún lugar del mundo en que la transición demográfica se haya revertido”.
Estas declaraciones las ha tomado EUROPA PRESS con motivo de los recientes estudios del Instituto Nacional de Estadística (INE) que preven para 2050 un aumento en España de hasta 8 millones más de jubilados en el sistema. Esto no sería una mala noticia si la población en edad de cotizar a la Seguridad Social no fuera a ser mucho menor que los jubilados. Los países dependerán de la inmigración para mantener su nivel de vida. Eso pone en peligro la ayuda pública a las personas más desfavorecidas y pone a España y a otros países europeos en el riesgo de perder su identidad histórica por la invasión demográfica de los países árabes o africanos. La esperanza, en materia de cultura, será la inmigración hispanoamericana.
El Estado de Bienestar y la quiebra del sistema
ANÁLISIS – El Estado de Bienestar surgió en Europa como una vía intermedia entre el capitalismo americano y el socialismo soviético. Fue una táctica del bloque occidental para mantener a las masas populares contentas con el sistema del libre mercado. También resultó de las políticas keynesiana venida del liberalismo tras la crisis del 29 que postulaba que el gasto estatal podía restablecer y potenciar el crecimiento económico. El Welfare State podríamos traducirlo de manera más adecuada por “situación de beneficiencia pública” o “seguridad social” en palabras de Amando de Miguel en el periódico digital Libre Mercado. Este sistema de seguridad social se basa en una serie de derechos económicos básicos como la vivienda, la atención sanitaria… por medio de un aparato estatal que los garantice. Así ha surgido en España, ya desde la época del gobierno militar de Francisco Franco, un orden político destinado a proteger a los más pobres desde la administración pública. En Europa ha tenido un gran éxito político y todos los partidos son confesos socialdemócratas, con diversas excepciones minoritarias.
Sin embargo, la realidad demográfica de España deja al Estado de Bienestar en una situación bastante precaria. El Estado de bienestar tiene tres pilares:
- El principio de solidaridad con las personas más desfavorecidas
- Un Estado con la prerrogativa absoluta de atender a estas personas desfavorecidas
- Una Hacienda pública con un sistema tributario que permita costear las medidas sociales
El pilar tributario está fallando. Los ciudadanos con sus impuestos pagan hospitales, servicios sociales, pensiones, subsidios… Sin embargo, en España nos encontramos con una tendencia peligrosa: cada vez hay menos personas ocupadas que paguen impuestos y más estudiantes, jubilados, desempleados o dependientes. Estudiantes reciben becas para estudiar; jubilados, pensiones; desempleados, subsidios; y dependientes, subsidios o pensiones por invalidez. En 2o15, dos trabajadores pagaban una pensión con sus impuestos de media. Los números no cuadran.
El divorcio, los anticonceptivos y el aborto: la causa de la quiebra
Puga, del CSIC, considera que la tendencia demográfica es irreversible y tiene razón. La tiene pero le acompañan razones equivocadas. Es cierto que no podemos revertir el envejecimiento de la población; pero también es cierto que esto es causa de una cultura que tiene una visión de la sexualidad y la familia que va en contra de la dignidad humana. El divorcio destruyó la familia estable. El aborto y los anticonceptivos realizaron el sueño de la familias modernas: una pareja y a lo sumo uno o dos hijos. Todo planeado para un mayor confort de la población. No se desean responsabilidades familiares ni regalar la vida a más personas. La anticoncepción y el aborto es un nuevo estilo de xenofobia o racismo, pero esta vez contra los que todavía no existen o contra los que existen y no han nacido. Este egoísmo familiar fomenta otro egoísmo: el que destruye la solidaridad en sanidad pública o pensiones. Si no contribuimos con hijos al país, muy difícilmente podremos seguir adelante con políticas sociales para los mayores o los dependientes.
El resultado natural de una tendencia al envejecimiento es la eutanasia, que condenara a los más débiles a la muerte prematura. La excusa será como siempre el confort y el drama del sufrimiento.
Una solución a la quiebra de la seguridad social
Frente a un Estado cada vez más grande; frente al inevitable envejecimiento de la población; frente al establecimiento de la eutanasia… queda la iniciativa mancomunada. El sistema de bienestar actual nos aísla económicamente y políticamente. Ahorrar, crear empresas, cooperativas o ONGs, apostar por ser o apoyar a las familias numerosas, promover la visión cristiana de la sexualidad… permitirá a las futuras generaciones tener un colchón económico para el trágico futuro al que nos enfrentamos. Cuando la sociedad crece, el estado pierde poder. La solución es ser muchos en la familia (con el enorme sacrificio que eso supone hoy), ahorrar e invertir en iniciativas rentables y cultivar relaciones de colaboración vecinal que hagan menos necesario al estado en la vida cotidiana. “Desengancharse económicamente del Estado” es la cura a la “nueva droga socialista”. Podemos revertir el envejecimiento en nuestras familias, en nuestros ambientes cercanos, para no estar abocados a la creciente cultura de la muerte. La amistad vecinal y el matrimonio cristiano es fundamental para no morir.
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