Sánchez y Rajoy: una comedia de mal gusto sobre amor y odio a desprecio de los españoles
La poca seriedad de la política española nos llevará en algún momento al desastre histórico. Si ya marcamos mínimos históricos de unidad y de virtudes sociales, la actitud de los principales partidos parecen anunciar un final abrupto de la hispanidad.
Ayer 6 de julio, Rajoy y Sánchez coincidieron en su rechazo al referéndum catalán del 1 de octubre, que calificaron como “inaceptable”. Sobre esta base común se comprometieron a abrir una vía de “contacto permanente” en este asunto.
La experiencia histórica nos dice que los golpes de Estado se vencen con una administración y una sociedad unida frente a los golpistas. Esta vez, la sociedad civil española está unida a través de organizaciones populares como Somatemps u otras. La guinda que falta son los representantes de la partitocracia que intentan salvar su imagen ante los medios y las audiencias, en vez de proteger los intereses de los electores. Hablan de ideas abstractas como colaboración y no forman equipo común contra la amenaza del “Govern”.
Hablan de un “pacto de mínimos”. ¿Es un “pacto de mínimos” la protección de la unidad patriótica? ¿consideramos España un simple contexto político donde implementar políticas y programas electorales variopintos? ¿por qué ha costado tanto unir fuerzas (y todavía tímidamente) contra el secesionismo? ¿no pasa que en cualquier familia, por difícil que sea la relación entre los miembros, se unen fuerzas para proteger a los que se quieren de verdad?
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