El horror de la eutanasia en Holanda
En palabras del padre del suicidio asistido en el norte de Europa, Boudewijn Chabot, la eutanasia en Holanda se “nos ha ido de las manos”.
La eutanasia se ha convertido en Países Bajos en la institución del asesinato clandestino de la manera más cómoda. ¿Quién puede comprobar, una vez muerta una persona, que esta quería morir de verdad? ¿Qué alternativa le queda a un paciente con depresión severa si su psiquiatra le propone la eutanasia?
El caso de una chica que sufrió abusos sexuales de niña, que sufría depresión y que le fue aplicada la eutanasia ha trascendido a varios medios. Una persona que ha sufrido tanto en su vida y no por su propia culpa merece una segunda oportunidad. La eutanasia es la pendiente resbaladiza que obliga al hombre a huir de sus sufrimientos. ¿Podemos tener en cuenta los deseos de morir de una persona que tiene problemas mentales severos?
Los datos de la eutanasia en Holanda sugieren que la ley de suicidio asistido es un coladero que no tiene control posible. Las irregularidades no se buscan y sin embargo, el aumento drástico de muertes por eutanasia nos hablan de que los médicos ya no se preocupan de dar alternativas razonables a sus pacientes tal y como exige la ley. Los comités éticos se han convertido en un mero trámite para lavar la cara del nuevo holocausto anti-dolor, anti-debilidad, anti-enfermedad, anti-sufrimiento.