Felicidades a todos los Santiagos, Tiagos, Yagos… Hoy es un día grande para la Iglesia. Celebramos la festividad de uno de los apóstoles que estuvieron junto al Hijo de Dios en los días de su vida mortal. Celebramos la festividad de uno de los que recibieron por primera vez el Espíritu Santo. Celebramos la fiesta de una de las 12 columnas de la Jerusalén Celeste.
No obstante, esta no es solo una solemnidad litúrgica, sino también es (o debería ser) una festividad patriótica. Patrón de las Españas y primer predicador del cristianismo en la antigua “Hispania”, fue también defensor de España por un sueño que Ramiro I tuvo antes de una importante batalla contra los moros. En ese sueño, el apóstol Santiago se aparecía al Rey del trono de Asturias y le declaraba que Dios le había elegido para ser poderoso intercesor y protector de nuestra entonces incipiente Patria. Esto ocurrió cuando Ramiro I se opuso a entregar 100 doncellas como tributo a los sarracenos y, por esa razón, parecía que la guerra iba a estallar con un resultado fatídico. Sin embargo, al grito de “Dios ayuda a Santiago”, Ramiro y sus ejércitos derrotaron al invasor en aquellas jornadas.
Don Quijote le explica a Sancho porque el grito de ¡Santiago y cierra, España!:
“querría que vuestra merced me dijese qué es la causa por que dicen los españoles cuando quieren dar alguna batalla, invocando aquel San Diego Matamoros: “¡Santiago, y cierra, España!”. ¿Está por ventura España abierta, y de modo que es menester cerrarla, o qué ceremonia es ésta?
Simplicísimo eres, Sancho; y mira que este gran caballero de la cruz bermeja háselo dado Dios a España por patrón y amparo suyo, especialmente en los rigurosos trances que con los moros los españoles han tenido; y así, le invocan y llaman como a defensor suyo en todas las batallas que acometen, y muchas veces le han visto visiblemente en ellas, derribando, atropellando, destruyendo y matando los agarenos escuadrones; y desta verdad te pudiera traer muchos ejemplos que en las verdaderas historias españolas se cuentan”
Hoy estamos también en una tesitura patriótica horrible. La Revolución, el separatismo, el Nuevo Orden Mundial, la Cultura de la Muerte, la Ideología de Género… Muchos enemigos han soliviantado nuestras fronteras y nuestras comunidades. Toca relanzar España con un acto de valentía. Así lo hizo Ramiro I, negándose a entregar las doncellas a los sarracenos. Y en premio a ese arrojo, Dios concedió a España el intercesor más grande que ha tenido, solo por debajo de Nuestra Señora, Inmaculada