La vigilia provida es un invento anglosajón muy efectivo en el que los católicos se reúnen sobre todo en Cuaresma para orar por las víctimas del aborto, madres y niños, frente a las clínicas abortistas para que Dios cambie las cosas. De paso, son una protesta silenciosa y un testimonio profético frente a la crueldad del mundo contemporáneo.
Deben ser eficaces porque en Reino Unido, varios consejos locales y el Gobierno quieren elevar esas vigilias al grado de actos de violencia contra la mujer. Se quieren, de hecho, crear zonas para que las mujeres embarazadas no sufran el supuesto acoso de los pro-vida. Lo llaman zonas de amortiguación. Sin duda es un modo de controlar la libertad de expresión de los provida.
A ver que pasa. De momento dichas reuniones de oración tienen el apoyo de parte del episcopado británico. Por ejemplo de John Sherrington, obispo auxiliar de la diócesis de Westminster.
LA OPINIÓN DEL SISTEMA: EL PAÍS