El nombre Santiago proviene de las dos palabras Sant y Iacob, porque su nombre en hebreo era Jacob. Los españoles en sus batallas gritaban: “Sant Iacob, ayúdenos”. Y de tanto repetir estas dos palabras, las unieron formando una sola: Santiago.
Fue uno de los doce apóstoles del Señor. Después de la Ascención de Jesús, Santiago el Mayor se distinguió como una de las principales figuras entre el grupo de los Apóstoles. Por eso cuando el rey Herodes Agripa se propuso acabar con los seguidores de Cristo, lo primero que hizo fue mandar cortarle la cabeza a Santiago, y encarcelar a Pedro. Así, el hijo de Zebedeo tuvo el honor de ser el primero de los apóstoles que derramó su sangre por proclamar la religión de Jesús Resucitado.
Antiguas tradiciones dicen que Santiago alcanzó a ir hasta España a evangelizar no con mucho éxito. Desalentado por la falta de frutos, pese a sus denodados esfuerzos, sintió la insidiosa y lógica tentación de arrojar la toalla y volverse por donde había venido. Justo en esos momentos, intervino María.
Antes de su dormición y asunción, sobre el año 40 y “en carne mortal”, Nuestra Señora se apareció al atribulado Apostol sobre una columna de jaspe en Zaragoza, sobre el famoso “pilar” que ha dado nombre a su advocación como Virgen del Pilar”, la “Pilarica”. Con su presencia dio los ánimos que necesitaban para perseverar pese al aparente fracaso, pues le prometió que España sería católica, y cristiana se ha conservado hasta el día de hoy. Gracias a la Virgen María, aquel grupo de misioneros inició la evangelización de España, más tarde la del mundo entero.
Y desde el siglo IX se cree que su cuerpo se encuentra en la catedral de Compostela (norte de España) y a ese santuario han ido miles y miles de peregrinos por siglos y siglos y han conseguido maravillosos favores del cielo. El historiador Pérez de Urbel dice que lo que hay en Santiago de Compostela son unas reliquias, o sea restos del Apóstol, que fueron llevados allí desde Palestina.
Es Patrono de España y de su caballería. Los españoles lo han invocado en momentos de grandes peligros y han sentido su poderosa protección. También nosotros si pedimos su intercesión conseguiremos sus favores.