Transcribimos a continuación un artículo publicado en Navarra Confidencial sobre las incoherencias de la izquierda con motivo del decreto ley para exhumar los restos de Franco.
Todo es Franco
Por la reacción del PSOE, se comprueba que con lo de sacar a Franco de la tumba no se trata de sacar a Franco de la tumba, sino de transmitir que el PP, Ciudadanos y UPN son Franco. Pues claro que se trataba de identificar a UPN y a todo pitichi con el franquismo y no de exhumar a franco, ¿alguien tenía alguna duda al respecto? ¿O el absurdo traslado de un viejo cadáver de aquí para allá podía ser un fin político en sí mismo? El PSOE gobierna con gente que homenajea a Lenin, a Castro, a etarras o a los golpìstas catalanes, por lo que necesita encontrar gente que se oponga a sacar al personal de las tumbas, lo cual no es franquismo sino civilización, para llamar golpistas a todos los que no son sus socios, que en el momento actual son los auténticos totalitarios y golpistas.
Del ongi etorri a un etarra a reclamar la exhumación de Franco
En Navarra tenemos un fenómeno particularmente llamativo que es el de los personajes que, tras asistir por ejemplo al ongi etorri a un terrorista y tras hacerle un aurresku, a continuación se ponen a reclamar la exhumación de Franco y a exigir la demolición de tal o cual mausoleo por, supuestamente, exaltar el franquismo. Es decir, alguien cuya exquisitez moral le permite hacerle bailecitos de homenaje a un etarra, dice que es inmoral una tumba o un mausoleo.
Sembradores de odio
Reavivar los odios es irresponsable y suicida. De todas las cosas que puede hacer mal un político, generar odio entre los ciudadanos es seguramente lo peor. Naturalmente no es bueno que un político robe, pero es mucho menos malo un político que robe a un político que provoque que los vecinos de una casa se odien o los miembros de una familia dejen de hablarse. Si los discursos de algún político llevan a la gente a odiar a los que no piensan como ese político, ese político es un peligro. Si después de todos los enfrentamientos entre españoles que hemos vivido en nuestra historia seguimos premiando a los odiadores, es que seguimos sin aprender nada. Pero después de la próxima guerra civil quizá sabremos hacerlo mejor, seamos positivos.
Nunca se es demasiado de izquierdas
La zozobra del PSOE para no resultar devorado por el izquierdismo más radical viene de cierto discurso cultivado desde hace décadas por el propio PSOE, un discurso en virtud del cual si ser de derechas era el mal y ser de izquierdas era el bien absoluto, cuanto más a la izquierda mejor y más digno de ser votado. Por consiguiente el PSOE no puede permitir que nadie esté a la izquierda de él, porque sería mejor que él.
Nadie glorifica a Franco
Más allá de algunos grupúsculos insignificantes, nadie en España glorifica a Franco, ni añora el franquismo, ni le parecen bien los crímenes que se cometieron durante la Guerra Civil y el franquismo. Estamos por tanto ante una campaña para sacar de la tumba a un señor cuyas ideas nadie defiende. No hay lucha contra el franquismo porque no hay luchadores franquistas. Cuando puedes quitar las estatuas de un dictador, es que igual ya no hace falta hacerlo. La izquierda tiene que inventarse a los franquistas antes de poder luchar contra ellos, lo que pasa es que aquí puede acabar señalado como franquista todo el que no sea de izquierdas. Por aquello de que cuanto más a la izquierda mejor y la consiguiente competición, acabará siendo franquista todo aquel que no sea de la ETA, a poco que nos descuidemos.
Del homenaje a Lenin a sacar de la tumba a Franco
Además de los de los ongi etorris, alguien que como Pablo Iglesias homenajea a Lenin, va por ahí con una bandera de la URSS y presenta sus respetos a figuras como Fidel Castro, carece por completo de legitimidad moral para ir sacando a gente de sus tumbas o demoliendo mausoleos en nombre de la democracia o la justicia. Sin duda tendrá sus razones para deplorar unas dictaduras y abrazar otras, pero esas razones no tendrán nada que ver con el amor a la libertad o el rechazo de la violencia. El PSOE, eso sí, a estos elementos no les hace ascos como socios de gobierno.
Pues revisémoslo todo
Si revisamos la idoneidad moral y democrática de todas las personas que en España tienen monumentos, estatuas, calles, cuadros y memoriales, es evidente que no nos podemos parar en Franco. A continuación habría que revisar los monumentos, estatuas, calles, cuadros y memoriales que tienen en España figuras de la izquierda como Largo Caballero, Indalecio Prieto, Companys, Negrín, José Díaz, Pasionaria… y si vamos más allá, no queda una estatua en el país y quemamos la mitad de los cuadros del Museo del Prado.
Ni los abuelos de unos eran nazis, ni los de otros unos arcangélicos defensores de la democracia
Esto es muy políticamente incorrecto decirlo, pero las alternativas en la Guerra Civil no eran dictadura o democracia, ¿alguien duda todavía de eso?, ¿alguien que haya leído algo? Las alternativas reales eran dictadura de derechas o dictadura de izquierdas. Quien dude que acuda a lo que decían los propios políticos de la época de ambos lados. Los que luchaban por una dictadura de izquierda no luchaban por la democracia, evidentemente. Y los que luchaban por el bando nacional tampoco luchaban por lo alto, guapo y bonancible que les parecía Franco, sino para no caer bajo una dictadura de izquierdas y no ser exterminados, para defender su religión y para mantener la unidad del país. Conviene no olvidar algo tan básico en justicia a todos los antepasados que murieron en el bando nacional, así como no confundir a los combatientes con los criminales que cometieron atrocidades en retaguardia contra gente indefensa. Atrocidades, por otra parte, que las hubo por millares en ambos bandos.
La debilidad del PSOE
Podríamos concluir que todo esto no estaría pasando si, como allá en los ochenta, el PSOE gozara de una amplia mayoría absoluta y no hubiera un partido de extrema izquierda que amenazara su supremacía. La idea de pasear el cadáver de Franco seguramente no es casual que surja cuando el PSOE gobierna en precario con 85 diputados, el condicionamiento de los separatistas y un Podemos al que se piensa que sólo se le puede frenar empatando en radicalidad.
Franco otra vez como cortina de humo
También podríamos concluir que todo esto de hablar, otra vez, de Franco y de la Guerra Civil, es una cortina de humo que le viene al PSOE muy bien para tapar otros asuntos como la propia corrupción del PSOE, los viajecitos aéreos de Pedro Sánchez, su forma de gobernar por decreto, sus incoherencias e irresponsabilidades en inmigración, su intento de cargarse el Senado cuando no le cuadran las mayorías democráticas, o su deshonrosa sumisión a los golpistas de los lacitos. Si Pedro Sánchez lo estuviera haciendo fantástico, tengan por seguro que el PSOE no nos distraería de los logros de Sánchez hablando de Franco. Pues hablemos de Franco, pero como publicamos tres noticias al día y somos multitarea no dejaremos de analizar todo lo demás por hablar de la Guerra Civil con la verdad y sin odio.