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Líbano asume un enorme número de refugiados mientras los países del Golfo y Arabia Saudí les cierran la puerta

“El Líbano no puede soportar solo el peso de recibir y mantener a los refugiados sirios, una situación que amenaza con colapsar el país desestabilizándolo económica, política y demográficamente”

“La visita que los obispos maronitas hemos realizado a Roma ha estado llena de reuniones donde se nos ha confirmado el lugar que ocupa el Líbano, Oriente Medio y las Iglesias orientales en el corazón del Papa. Nos ha complacido encontrar al Papa quien nos escuchó y quiso comprender todas nuestras necesidades”. Así habló el patriarca maronita Bechara Boutros Rai el pasado 26 de noviembre a los periodistas que lo esperaban en el aeropuerto de Beirut a su regreso de Roma y su marcha para viajar a Irak, -junto con el patriarca griego melquita Youssef Absi, el patriarca siro-católico Ignazio Youssif III Younan y el patriarca católico armenio Krikor Bedros XX Ghabroyan-, para participar en los trabajos de la 26ª reunión del Consejo de Patriarcas Católicos de Oriente organizada por el patriarca caldeo Louis Raphael Sako, del 26 al 30 de noviembre, y dedicada a los jóvenes como “un signo de esperanza en los países de Oriente Medio”.

El patriarca libanés Rai se refirió a las palabras del Papa Francisco sobre el “equilibrio creativo en el Líbano entre musulmanes y cristianos”, que es “tan fuerte como los cedros”; expresó su total consonancia con el presidente libanés, Michael Aoun, e insistió en que la formación de un gobierno es urgente y no puede ser bloqueada por los vetos cruzados de intereses sectarios y partidistas.

Respecto a los refugiados y su regreso a sus países de origen, el patriarca maronita dijo una vez más que los actores internacionales “persiguen sus propios intereses, cuando provocan la guerra y la alimentan, cuando forjan organizaciones terroristas y también envían mercenarios. Se trata de intereses políticos y económicos que están claros para todos, y cuando no se fomenta el regreso de las personas desplazadas es porque no se quiere la paz. El banquete aún no ha terminado”.

Arabia Saudí y los países del Golfo, mientras tanto, se niegan categóricamente a recibir refugiados en grandes cantidades. Los países del Golfo tienen un sistema de subsidios basado en su riqueza petrolífera que no desean compartir con más gente. Por su escasa población, temen que la llegada de refugiados desestabilice su sociedad y su economía. Arabia Saudí, por su parte, es un régimen demasiado estricto al que no están acostumbrados los sirios.

Fuente: tradicionviva.es

 

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