El oratorio de San Felipe Neri tuvo la generosidad de acoger el pasado viernes 22 de Febrero una brillante conferencia impartida por el economista católico y profesor de universidad Daniel Marín Arribas, que a lo largo de dos horas desmontó las tesis que han pretendido vincular los orígenes de la Escuela Austríaca con las doctrinas de la Escuela de Salamanca.

Desde finales del siglo XIX han surgido tendencias ideológicas que han tratado de combinar los principios del triunfante liberalismo anglosajón con la espiritualidad tradicional católica. Y lo han hecho con muy escasa fortuna, en la medida en que, como ya señalaba Pío IX en su Sílabo de Errores del año 1864, la Iglesia no puede transigir ni con el liberalismo ni con el falso progreso o la falsa civilización. De este modo, la concepción que el liberalismo tiene de “libertad” -es decir, la ausencia de límites a la voluntad humana- es diametralmente opuesta a la de “libre arbitrio” defendida por los integrantes de la Escuela de Salamanca, que afirmaban que la actuación de los hombres verdaderamente libres es aquélla que está informada por los principios de la moral y del derecho natural cristiano. Frente a la radical desconfianza de los liberales respecto al Estado, la tradición católica ve -ya desde tiempos de San Pablo- en las autoridades gubernativas un instrumento de Dios para castigar las conductas malignas y promover el bien entre los hombres.

El profesor Marín Arribas expuso que las raíces de la Escuela de Salamanca y del liberalismo clásico son diametralmente diferentes: La primera hunde sus raíces en la tradición escolástica y tomista del catolicismo medieval; el segundo lo hace en el nominalismo y en relativismo introducido por la Reforma protestante. Las posturas que pretenden ver en el inquisidor y jesuita Juan de Mariana, y en el dominico Francisco de Vitoria a precursores del liberalismo decimónico son completamente absurdas.

En realidad, el mito de la Escuela de Salamanca como predecesora del liberalismo austríaco se originó a partir de análisis parciales y descontextualizados de las obras de los miembros de esta escuela, particularmente, la teoría del precio justo elaborada por Francisco de Vitoria, los análisis de política monetaria realizados por Martín de Azpilicueta, o la teoría del valor de Luis de Molina.

El liberalismo es una tendencia ideológica tan perniciosa para la moral cristiana y el cuerpo social y político español como lo fue en su día el marxismo. El liberalismo anglosajón, y no el marxismo, fue el caldo de cultivo de donde surgieron tendencias ideológicas particularmente destructivas como el feminismo, el multiculturalismo, el abortismo o la ideología de género. No debemos permitir bajo ningún concepto que se pretenda patrocinar dentro de España a esta ideología revistiéndola al efecto con ropajes hispánicos.