Arde la Catedral de Notre Dame en París
Este Lunes Santo de 2019, una tragedia ha asolado a Europa Occidental: a medida que transcurría la tarde, comenzaba a originarse un incendio en la Catedral de Nuestra Señora (en francés y, comúnmente, Notre Dame).
El fuego se expandió de modo que ha calcinado todo el techo de la nave (prácticamente) y ocasionado el derrumbe de una de sus agujas principales. Afortunadamente, se ha conseguido poner a salvo un par de reliquias de sumo valor e importancia: la corona de Cristo y la Corona de San Luis.
Las causas del incendio se desconocen aún. Según Somatemps, los bomberos de la capital gala sostienen que el fuego se provocó durante unas labores de restauración y rehabilitación arquitectónico-patrimonial (esto permitiría inferir que se trata de un accidente con gravísimas consecuencias).
No obstante, dejando al margen la cuestión de la veracidad de la versión oficial (nada nos extrañaría sabiendo de qué pata cojean), deberíamos plantearnos una serie de interrogantes a la vista de algunos hechos que han acontecido la actualidad francesa durante los últimos meses.
Durante los últimos meses, ha habido una oleada de ataques y profanaciones de iglesias y templos religiosos en Francia (de esto ya dimos algunas claves en uno de nuestros habituales resúmenes de noticias).
La intolerancia secular no es un problema irrelevante y trivial en Francia, sino todo lo contrario. Junto a la amenaza islamista que se cierne sobre Europa (especialmente sobre su parte occidental), se trata de uno de los principales motivos de persecución contra los cristianos en el mundo.
Por ello, no nos sorprendería que se tratara de un incidente cristianófobo más. En cualquier caso, hacemos nuestras las siguientes declaraciones de la Comunión al respecto:
Los parisinos fueron capaces de levantar esa catedral en plena Edad Media. Los del siglo XXI están abrumados ante su destrucción pero si volvieran a tener la fe de sus antepasados volverían a construirla cien veces.