Hoy fiesta de San Tiburcio en Leiza (Navarra) casa Baleztena engalana la fachada. Crespones negros por los hermanos Cruz y Sylvia fallecidos este año : pic.twitter.com/uBTTmzGuT4
— Navarra Confidencial (@NavarraConfiden) August 11, 2019
Como recordarán, el pasado día 17 de julio nos dejó nuestra correligionaria Sylvia Baleztena, una aguerrida navarra y española, férrea defensora de la tradición hispana (era una margarita más).
Ni ella ni su familia se doblegaron en ningún momento se doblegaron ante los asesinos de ETA y demás activistas de la izquierda abertzale, de la causa del expansionismo nacionalista vasco.
Esto se demostraba tanto en un balcón de la pamplonesa Plaza del Castillo durante el chupinazo de los Sanfermines como en la casona de Leiza (municipio donde gobierna Bildu).
Por ello, hay quienes, pese a la intimidación de la minoría abertzale, han apostado por homenajearla como se merece, en las recién celebradas Fiestas de San Tiburcio (el pasado domingo 11 de agosto).
Exponemos a continuación la crónica publicada por el Boletín Oficial de la Comunión en Navarra:
HOY se celebran las fiestas de San Tiburtzio en la villa de Leitza (Navarra). Son unas fiestas al estilo de un pueblo de la montaña navarra, donde los chiquillos se lo pasan muy bien con los petardos, los caramelos, el toro de fuego y haciendo corros de aquí allá, donde los mozos acuden al encierro y el recorte de vacas -algo más que “vacas”-, las danzas y al baile, y todos ellos con los mayores se reúnen en el almuerzo popular en el karrape, ezpatadantzariak, partidos de pelota, charanga, y bertsolaris. Por ejemplo.
Se ha celebrado la Misa mayor, concelebrada y preciosamente cantada, en la hermosa parroquia de San Miguel a las diez y media. Se ha sentido mucho que no estuviese la Corporación municipal; se ha notado mucho que estaban sus sitios vacíos. Al menos ha aparecido como abanderado de la enseña de Navarra, el digno concejal don Silvestre Zubitur. Estaba presente en la Santa Misa con muchos y buenos leizarras, postrándose ante el Santísimo en el momento de la consagración, y riendiendo ante Él la bandera de Navarra, con la que ha accedido al templo poco antes de la Santa Misa.
Antes de la celebración, ha sido muy hermoso ver al señor Zubitur portar con elegancia una gran bandera roja de Navarra, que destacaba sobre un armónico fondo verde y gris, siguiendo el paso pausado de cualquier vecino, por la cuesta que sube a la parroquia. Hubiéramos querido ver en cambio la bandera propia de la villa, pues siempre fue así, además la aman todos los muchos asistentes a la celebración litúrgica, y su presencia conllevaría bienes sin cuento de rendirse ante Jaungoikoa, el único Señor. La bandera o enseña navarra que llevaba Zubitur era suya propia.
Pero no sólo hay alegrías en el pueblo, sino también algunas penas. Los mimbres de la vida están formados por muchas alegrías y algunas hondas tristezas, que hay que convertir en liberadoras de otros muchos males. Nos referimos a los que el año pasado estuvieron en fiestas y han fallecido este año. Han sido varios, por ejemplo los hermanos Cruz Mari y Sylvita Baleztena Abarrategui. Vaya a ambos nuestro pequeño homenaje.
Lo hemos sabido por los dos crespones que colgaban de las banderas de España y también de Navarra, que los de casa Baleztena, sobre todo Cruz Mari y Sylvita, acostumbraban a exhibir en las fiestas patronales, desde que el Ayuntamiento quitó la bandera de España de su fachada. Por muchos motivos es miserable que las presuntas autoridades municipales coloquen la bandera de España en un rincón de la fachada, pues por ley no pueden quitarlas del todo, mientras que los Baleztena y el concejal Zubitur representan a los mejores vecinos que sigue habiendo en la hermosa y querida villa de Leiza.
Bueno, pues que siga la fiesta y el descanso, confiando que mañana luzca con fuerza el buen sol.