Crónica: “El 18 de Julio” por Manuel Baeza Jimenez
El jueves 18 de julio tuvo lugar la celebración de la Santa Misa, con motivo de la conmemoración del fallecimiento de S.M.C. D. Carlos VII y del Glorioso Alzamiento Nacional en 1936.
Un año más, la asistencia fue numerosa a pesar del rigor de las altas temperaturas. La Misa tuvo lugar en el Convento Santa María de Jesús (Clarisas), fue celebrada por Don. Manuel Orta Gotor, Director de Pastoral de la Fundación San Pablo Andalucía CEU,
Seguidamente, en nuestro Circulo Carlista Virgen de los Reyes se continuó con una conferencia, que en esta ocasión corrió a cargo de Don Manuel Baeza Jimenez , miembro muy activo de la Junta del Círculo Carlista Virgen de los Reyes, siendo muy aplaudido al termino de la misma.
“Saber la verdad de la aportación del requeté sevillano, en los cinco días en que se tomó la ciudad de Sevilla es parte de la historia que no debemos olvidar.
La aportación fue muy valiosa pues si no se toma Sevilla, el Ejército de África hubiese fracasado al no tener el trampolín que lo posibilitó para la Victoria” son palabras del orador.
Se concluyó con un animado e interesante debate regado y aderezado con unos vinos y tapas varias.
TEXTO COMPLETO, de la conferencia que se celebró en el Circulo Carlista Virgen de los Reyes, en conmemoración del 83 aniversario del Alzamiento Nacional en la ciudad de Sevilla.
En la mañana del 18 de Julio del 36, el general Queipo de Llano se presenta en el Arzobispado de Sevilla y se entrevista con el Cardenal Arzobispo de diócesis, Cardenal Illunday, para comunicarle que en el día de hoy, se alzaba en Sevilla, al igual que en todas las guarniciones de España.
Posiblemente tendría conocimiento, no obstante le pregunto, ¿ con qué fuerza contáis?,
A lo que contestó Queipo, ” con ciento ochenta hombres y la ayuda de Dios”
Comentaba Queipo, que el arzobispo se llevó las manos a la cabeza y solo dijo, ” Que locura Dios mío, que locura”
Y no fue una locura, Dios lo permitió.
Tal día como hoy, 18 de Julio, celebramos como todos los años, lo que se denominó Alzamiento Nacional, que posiblemente sea unos de los días más glorioso de nuestra Historia contemporánea, el Movimiento salvador de aquella España del Frente Popular, conocida también, y muy en particular por la Comunión Tradicionalista como Cruzada, contra un Gobierno ateo, compuesto por partidos de izquierda, la mayoría revolucionarios, para hacer una España marxista, a imagen y semejanza de la URSS.
Un grupo de militares conspiraron para frenar el caos que se venía venir y fundaron la UME, su director como todos sabemos fue el General Mola.
Meses próximos a Julio, designaron los militares que debían de dar el Golpe y las ciudades asignadas, ordenando su Director al General de Caballería, e Inspector de Carabineros Queipo de Llano, la ciudad de Sevilla, que gozaba de ser la más conflictiva y revolucionaria, con razón se le conocía como el Moscú sevillano, lugar de nacimiento del quien fue Secretario del Partido Comunista, Pepe Diaz.
Comentaré los hechos aproximados que ocurrieron únicamente en los cinco días que se tardó en tomar definitivamente la capital, y dentro de ella, la aportación del requeté.
Me baso principalmente en relatos directos, esto es, en testigos que fueron protagonistas, y entre ellos a mí abuelo Antonio Baeza, Sargento del requeté y su hijo mayor Manuel, ambos pertenecientes al pelotón de la primera Sección del Requeté sevillano, como se le conocía en principio, al mando del heroico Tte Enrique Barraú, instructor y alma del mismo.
Escribe el Comandante de Caballería, licenciado por la Ley Azaña, en su libro, ” El requeté” (La Tradición no muere) Jefe Regional de Andalucía occidental, que estando reunido una mañana con Enrique Barraú y otros correligionarios, en la puerta del Casino Militar, ubicada en la calle Sierpes (no indica el día), pasó por la misma el Comandante Álvarez Rementería, que era uno de los miembros de la Junta Militar, organizadora del Alzamiento, y les dijo ” Estad preparados para actuar, que va a ser pronto, el mando lo toma el General Queipo de Llano”.
Hay que considerar que se quedarían de piedra, pues toda España sabía quien fue este General, activo defensor de la República y enemigo acérrimo de la Monarquía.
Al mediodía, al llegar a su casa le esperaba el Señor García Verde, destacado carlista, llegado en avión procedente de Pamplona, el cual le entregaba la orden del Alzamiento, en la que se decía:
“La Comunión Tradicionalista se suma con todas sus fuerzas en toda España al movimiento militar para la salvación de la Patria, supuesto que el Excmo. Señor General Director acepta como programa de gobierno del Directorio Militar que en líneas generales se contiene en la carta dirigida al mismo por el Excmo. Sr. General Sanjurjo, de fecha nueve último, lo que firmamos con la representación que nos compete”
San Juan de Luz, 14 de Julio de 1936.
Javier Borbon Parma — Manuel Fal
Inmediatamente se convoca Junta urgente de los miembros más destacados, al objeto de designar las funciones del requeté en el Alzamiento, acordando que el punto de reunión fuese el Cuartel de la Gavidia, para encuadrarse y tomar parte directa.
Muchos se preguntarán ¿cómo es posible que en Quintillo se hubiese concentrado en la Parada militar más de seiscientos requetés con uniforme completo y adiestrado en combate y el 18, solo formarán treinta?.
En esa fecha, el Requeté sevillano se componía de trescientos hombres y ese corto número se debió a dos razones, en no haberse enterado, por indecisión y también por el miedo a jugarse la vida.
También influyó la precipitación del Alzamiento, pues Queipo se adelantó a la hora prevista sin comunicarlo y esto alertó a las masas marxistas que se hicieron fuerte en los barrios, incluyendo los pueblos, levantando barricadas y el control de todo los vecinos, siendo por tanto imposible incorporarse.
CÓMO FUE EL 18 DE JULIO.
A las 2 de la tarde, en un golpe de audacia toma Capitanía y arresta al Gobernador Militar General Villa-Abrille, al General Lopez Viota y al Comandante de Estado Mayor Hidalgo Sánchez.
A continuación se hace con el Cuartel de San Hermenegildo, sede del Rgto. de Infantería, compuesto por solo ciento treinta soldados.
Se proclama el Bando de Guerra y empieza los enfrentamientos armados por las calles.
Primer objetivo: La toma de telefónica, al lado del Ayuntamiento, defendido por la Guardia de Asalto. Era vital su toma para informar a las demás guarniciones alzadas.
Un cañonazo inutilizó a las ametralladoras que hacían imposible su toma, que hubiera costado mucha sangre y tiempo.
Hasta hace poco, un lateral del Banco de España estaba impactado por los proyectiles procedente de telefónica.
Su toma era necesaria pues gracias a ella se supo más tarde el desenlace de la guerra.
Segundo objetivo: La toma del Gobierno Civil, instalado en el Hotel Inglaterra, en la Plaza Nueva, posteriormente Cuartel del requetés.
Tercer objetivo: La rendición del Cuartel de la Guardia de Asalto en la Alameda de Hércules y la toma de la Base Aérea de Tablada, (vital).
En la madrugada, casi todo el centro de Sevilla estaba en manos de Queipo, no así el resto de la Capital.
La noche fue a excepción de unos “pacos” de espera, solo interrumpida por unos breves intentos por recuperarla.
¿Como fue la noche del 18 ? de humo y fuego, casi todas las Iglesias de los barrios fueron pastos de las llamas, así como asesinatos, saqueo, e incendios de las viviendas de los vecinos acomodados.
Esa noche (contada por mi familia infinidad de veces), al pasar los incendiarios de la Iglesia de San Bernardo, en la madrugada del 18 por la calle donde vivían con grandes alborotos y gritos, desde su balcón, mi abuelo disparó con la pistola que tenía asignada por el Requeté, un Astra, de cañón redondo, de 9 mm largo, disparando contra estos.
Al día siguiente por la mañana se presentaron en su casa un grupo de milicianos para llevárselo, se lo impidió un vecino que era ferroviario, perteneciente al Partido Comunista, llamado Mena, a quien le dijo que allí no vivía ningún fascista (le salvó la vida, a él y a sus hijos, entre ellos mi padre).
Ese mismo día por la tarde, liberado el barrio por la fuerza del Cuartel de Intendencia, logró salir e incorporarse en el Cuartel del requetés en el Hotel Inglaterra, junto con su hijo mayor Manuel.
Los primeros refuerzos que recibió Queipo, fueron 180 Guardias Civiles de la Comandancia de Huelva, al mando del Comandante Gregorio Haro en la madrugada del 18, y al día siguiente al tener conocimiento que una columna de mineros, procedentes de las minas de Río Tinto, con varios camiones cargados de dinamita y armas, con el objetivo de sembrar el terror y derribar la Giralda, dicho Comandante lo espero apostado con sus Guardias en la carretera de la Pañoleta y se entabló un tiroteo por ambas partes y a consecuencia de un disparo, uno de los camiones explotó matando a muchos de los mineros y entre los detenidos confesaron que su objetivo principal era la destrucción de la Catedral.
Siguen los combates el día 19, el 20 llegan los primeros legionarios y regulares, al mando del Tte Gasol y del Comandante Castejón, perteneciente a la V Bandera, y un goteo constante de autobuses y coches particulares con más legionarios y regulares.
Al objeto de intimidar a las milicias rojas y engañarla, ordena Queipo requisar varios camiones de Campsa y pasearlos por las calles conquistadas y transmitir el bulo que el Ejército de África ya estaban entrando en Sevilla (Guerra psicológica) vital en todas las guerras, y propagar el terror en el enemigo, gracias a la radio, que jugó un papel importantísimo en casi todo lo que duró la guerra.
El 20 por la tarde y al mando del comandante Castejón, se intenta tomar Triana y no se puede por la fuerte resistencia de los milicianos.
El 21 se organiza mejor el ataque y se consigue tomarla, en ella interviene además de falangistas, guardias civiles y soldados, la primera Compañía del requetés, al mando del Tte Barraú, aquí portan ya los requetés el uniforme completo, incluyendo la boina, junto con sus insignias y la bandera roja y gualda, el resto la bandera republicana.
Hay una anécdota, y es que al arengar Queipo de Llano a las Tropas que iba a participar en el combate en la primera toma de Triana, dio un Viva a la República.
Una vez terminada la arenga, el Comandante Redondo se entrevistó con Queipo y le dijo aproximadamente, “Mi general, con el debido respeto, le manifiesto que entre estos soldados van requetés, y Vuecencia sabe que son carlistas, esto es, monárquicos y que jamás darán un viva a la República ”
Queipo se quedó pensativo y le contestó, ¿Redondo, carlistas en Sevilla? Si yo creía que carlistas solo había en Navarra? y dijo para si, Gonzalo, no te acostarás sin saber una cosa más, y a continuación autorizó a utilizar como prenda de cabeza la boina, así como sus insignias.
El día 22, se toma el barrio de la Macarena, San Julián, San Marcos, Santa Marina, Zan Román y zonas adyacentes, interviniendo unos trescientos hombres; hubo muchas bajas por ambas partes, porque eran combates por calles y casa por casa, una guerra que no estaban acostumbrados particularmente los legionarios.
El Comandante Castejón, ordenó que junto a sus legionarios combatieran los requetés, ya los había visto luchar en Triana y sabía de la pasta que estaban hecho.
Aquí compitieron en bravura y le designaron los sitios más difíciles y de mayor peligro, como asaltar una barricada que impedía el paso por una calle, fuertemente defendida, ordenada expresamente por dicho Comandante, en el Barrio de San Julián.
Al Tte Barraú, se le asignó el barrio de la Macarena con cincuenta requetés y al Tte Pepe León, San Julián, los más peligrosos, hasta confluir en la Plaza del Pumarejo, lugar de encuentro una vez sometidos los barrios.
Mi abuelo fue testigo y lo contaba en familia muchas veces, como en la misma Plaza del Pumarejo, el Comandante Castejón, en presencia de todas las fuerzas que intervinieron, se dirigió a los mencionados oficiales para darles las gracias por el comportamiento de sus hombres y lo puso como ejemplo como se debe de combatir, con bravura, disciplina y su pericia.
Lo que no sabía dicho Comandante que ya estaban bien instruidos de hacia varios años, pues el Requeté ya conspiraban al margen del Ejército, listo para alzarse solos, como en las pasadas guerras.
A partir del día 19, se fue incrementando el Requeté, bien por los veteranos, así como los nuevos afiliados, y una vez tomada la capital y en el avance en los pueblos fue una aluvión de reclutas.
Sobre aquel antiguo republicano, el General Queipo de Llano, que voy a decir, que fue el alma de la conquista de Sevilla, la que nadie daba un ” duro” por ella.
Aquel valeroso general, hoy denostado, injuriado y proscrito, de Don Gonzalo Queipo de Llano, cuyo prestigio militar, sus cualidades humanas, su gran decisión, su valentía, su ímpetu, su firmeza, su carácter, unido a su altura, sus dotes de mando, su voz enérgica fuerte y bronca, le daba lo más importante de todo buen militar, su prestigio como mando y la admiración y respeto entre sus subordinados, esa era la figura de aquel hombre que se lo jugó todo, no solo su vida, sino de los suyos, todo por su amor a España, vilmente escarnecida, vilipendiada y pisoteada, por los enemigos de Dios y el buen nombre de España, el comunismo despiadado, el anarquismo criminal y el socialismo sectario y revolucionario de una República abyecta y corrompida.
Una vez más, el carlismo, esto es, el Requeté, se levantó en toda España a la orden de su Rey y Señor, a España había que liberarla una vez más, de las fuerzas del mal, al igual que sus antepasados en las tres guerras pasadas, que si aquella fue contra el liberal opresor, esta fue contra el marxismo.
Los requetés de Sevilla supieron dar ejemplos de valentía, dignidad y fiereza en el combate y ser magnánimo con el vencido, jamás se emplearon en la represión del enemigo, solo y en muy no as ocasiones en ejecuciones sumarias por los Tribunales militares y solo en casos esporádicos.
Sirva tal día como hoy, 18 de Julio, para conmemorar aquel glorioso levantamiento y un recuerdo y oración por aquellos protagonistas, y muy en particular los que llevaban en su pensamiento los pilares esenciales de todo buen patriota, a Dios, a la Patria y a su Rey, y en sus labios, el dulce nombre de Cristo Rey.
Un comentario en “Crónica: “El 18 de Julio” por Manuel Baeza Jimenez”
José Fermín
Muy ilustrativo. Es necesario dejar testimonios como el suyo. La memoria familiar y oral es sumamente importante entre personas de fiar. Un millón de gracias, José Fermín