Anne Marie Palmquist: «Somos creados en imagen y semejanza de Dios desde el momento de la concepción»
Desde Ahora Información, en aras de nuestro seguimiento de todas aquellas iniciativas comprometidas con el bien común (en este caso, la defensa del no nacido, de la dignidad humana), hemos querido contactar con los responsables de la iniciativa 40 Días por la Vida. Por ello, hemos entrevistado a su integrante Anne Marie Palmquist.
Las preguntas y respuestas de la entrevista se exponen a continuación, aunque antes les trasladamos un recordatorio de estos, según el cual, se celebra una Santa Misa, este próximo sábado 21 de septiembre a las 21:15 en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, ubicada en el matritense barrio de Prosperidad.
¿En qué consiste la campaña “40 Días por la Vida” (por lo que tenemos entendido, un conjunto de oraciones por el no nacido) ¿Dónde la están celebrando?
La campaña 40 Días por la Vida es una campaña internacional de oración que se fundamenta en 3 pilares: oración y ayuno, vigilia pacífica y alcance comunitario, y que tendrá lugar del 25 de septiembre al 3 de noviembre. Creemos que el arma más poderosa para acabar con el aborto es con la ayuda de Dios a través de la oración.
En esta edición de otoño, participarán las ciudades de Madrid y Puerto de Santa María. La vigilia pacífica en Madrid tendrá lugar de 8:00-20:00 cada día durante los 40 días frente al centro abortista Dator (en C/Hermano Gárate, 9). Ya están abiertas las inscripciones de los turnos de oración (hagan clic aquí o escriban un mensaje de correo electrónico a 40diasporlavidamadrid@gmail.com). En cada turno, los orantes se juntan, y en silencio y de manera pacífica, rezan durante una hora rogándole a Dios por las víctimas del aborto y por el fin de esta tragedia.
¿Por qué la defensa del no nacido se ha ausentado del debate público en España?
El debate del aborto se ha centrado en “los derechos reproductivos” de la mujer. El feminismo y los tantos cambios a nivel social que han ocurrido en nuestra sociedad, han desarrollado la idea de que la mujer necesita ser como el hombre para estar en igualdad de condiciones; la maternidad se ha visto así como una amenaza a ese empoderamiento y se ha buscado transformar a la mujer en vez de transformar la sociedad.
Además, el tema del aborto es delicado porque muchas veces las mujeres que se lo plantean tienen miedo, a menudo se encuentran con presiones internas y/o externas, y sienten que esta la única solución a su dilema. El estigma de haber abortado lleva consigo la vergüenza y son pocas las que quieren hablar.
Asimismo se trata de un tema en el que no puede haber punto medio; o está bien matar al feto o está mal. O el no nacido es solo un conjunto de células o es un ser humano. O está permitido matar a una vida inocente o está mal. Eso hace que se polarice este asunto. Sin embargo, hay una gran mayoría pasiva o apática que no se posiciona ni a favor ni en contra del aborto, simplemente siguen sus vidas ocupadas en lo suyo. No se dan cuenta de la gravedad y la maldad que supone el aborto.
¿Tiene esperanza de que en el corto plazo haya alguna medida orientada a la protección del no nacido en España?
Siempre hay esperanza de que puedan cambiar las leyes para proteger al no nacido. Pero antes de cambiar las leyes tenemos que cambiar los corazones, haciéndonos conscientes de nuestras acciones y de lo que realmente estamos haciendo. Si los españoles estuvieran informados y abiertos a la verdad, habría conversiones de corazón que llevarían poco a poco a reformar las leyes actuales y este supuesto derecho que tiene la mujer de abortar.
¿Tiene algo que ver con el desamparo del no nacido el declive de fe? ¿O más bien se trata de corrección política en base a la mentira antifranquista?
Claro que sí. Cuando la gente ya no cree en Dios, en el Creador, se olvidan de la dignidad de cada vida humana, ni importa las circunstancias de su concepción ni la salud de ese bebé por nacer. Nosotros como católicos creemos que cada persona tiene un valor inmenso porque somos creados en imagen y semejanza de Dios desde el momento de la concepción. Estamos equivocados cuando pretendemos decidir el valor de la vida humana según qué tan deseada sea por parte de la madre biológica. Y es una soberbia tremenda pensar que tenemos el “derecho” de decidir si ese ser humano puede vivir o no. La fe nos hace más humildes, y con esa postura de humildad podemos ver claramente que Dios es el Creador, y es solo Él quien decide cuándo empezamos a existir, y cuándo morimos.