Hiper regulación: un millón de páginas al año de normativa
por Sergio Benito
Parece apabullante, pero esa es la cifra de páginas con normas, normillas y otras alegrías que genera la administración española (71,8% autonómica,14,7% estatal y 13,5%local). Es más aun se queda corta.
Desde el año 1979, son datos del directorio legal Aranzadi, se han creado 364.267 normas, en el 79 se crearon 3.012 y en 2018 11.737. Casi cuatro veces más. Es evidente la relación entre la creación de la partitocracia que impuso el régimen del 78 con esta hidra normativa que sufrimos.
Lo cierto es que es normal, de alguna manera hay que justificar la mastodóntica clase política española en sus diferentes niveles.Que España esté en el puesto 114 de 141 en el ranking que mide la carga regulatoria para las empresas según el informe del World Economic Forum, debería en un país con un índice de paro de dos dígitos disparar todas alarmas, pero no suenan, suponemos que habrá algún tipo de norma que impida el tan necesario aviso a nuestros atareados políticos.
Dentro de este inmenso kraken de normas la palma como indicamos arriba es de las comunidades autónomas, la creación de esos miniestados de pacotilla, que con la excusa de todo tipo de zarandajas identitarias y cazurras, solo han conseguido emborronar aún más si cabe el ya de por sí complicado sistema normativo español. Y es que de alguna manera hay que explicar tanto coche oficial, tantos viajes, tantas pantagruélicas comidas de trabajo, y todo lo demás incluidas las titis y la farlopa.
La CEOE calcula hay ya más de 100.000 normas activas de las que 2/3 son autonómicas.
Por emborronar papel que no quede oiga.A mi esto me recuerda cuando de críos salíamos de un examen y al preguntar cómo había ido el examen algún compañero te decía orgulloso he llenado 10 folios!!!! Ante el asombro de los compañeros de menos agilidad gráfica. Luego el resultado ya era otra cosa pero de momento ahí quedaba la declaración de los 10 folios como testigo irrefutable de la sapiencia del querubín. La cosa era llenar papel. Se ve que nos viene de pequeños.
La segunda derivada de esta barbaridad es, en mi opinión como se ha llegado a esto, sin duda como hemos apuntado por la imprescindible necesidad de justificación de una gigantesca casta política y la burocracia asociada, pero no es solo esto, la mentalidad estatista, el ánimo de control social, los complejos de lo políticamente correcto, la legislación hecha a empujón de titular periodístico sin entrar a valorar las consecuencias de esos prontos legislativos, cada una ha contribuido a la construcción de un muro normativo que supone un problema para todas las empresas pero especialmente a las Pymes ( base del tejido empresarial español y por lo tanto de la generación de empleo).
Una empresa grande siempre podrá contratar un potente gabinete de consultores que le ayuden a sortear esta lluvia de zancadillas y trampas punji, pero ¡¡Ay del pequeño empresario!! ese tiene que dedicar unos recursos, tiempo y dinero que en muchas ocasiones no dispone o que debe de desviar de su actividad ( con la consiguiente pérdida de ingresos) para cumplir con la inmensa carga normativa. Así no es de extrañar que el peso de Think tanks y diversos grupos de presión tomen cada vez más importancia en las estrategias de las empresas de mayor tamaño.
Es muy gracioso oír hablar del I+D+I (más normas), de políticas activas de empleo ( más normas), de emprendimiento ( puesto 97 de 190 informe Doing Bussines del Banco Mundial) y luego ver esto, perdonen los gurús del emprendimiento, pero verán ustedes por estos lares con sobrevivir vamos que nos matamos.
Las consecuencias son evidentes, normativa duplicada, pérdidas innecesarias de tiempo y recursos a la inversión, freno a la instalación de empresas extranjeras, multiplicación del gasto no productivo El etcétera es largo.. Que les pregunten a los agricultores o a cualquier empresario foráneo que haya tenido que afrontar el olímpico reto de montar un negocio en España,simplemente alucinan, no se puede expresar de otra manera.
Aun así no vamos a caer en el simplismo de personalizar en los políticos que nos acosan toda la culpa, que es mucha, la realidad es que es el sistema demoliberal, en especial su versión social comunista, el que genera este acoso a empresas y ciudadanos, el acoso y derribo que ha sufrido la sociedad libre y orgánica que tan bien había funcionado hasta la llegada del liberalismo es en realidad lo que abona esta suicida fiebre normativa.
En el paraíso liberal, la libertad es algo que siempre está bajo sospecha. Lo que más teme el sistema, el verdadero culpable de este desparrame es una sociedad construida en libertad, de abajo a arriba dejando a cada uno en su ámbito de actividad la capacidad de regularse y de decidir siguiendo un razonable sentido de subsidiariedad En definitiva sacar las zarpas de la vida de la sociedad y bajarse de ese maldito púlpito que hace creer a esta jauría de políticos que son más listos que nadie por haber recibido un puñado de votos y que eso ya les permite decirnos desde los metros de fachada que puedes tener como escaparate a los rollos de papel higiénico que hay que comprar a la semana.