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El primer arcoiris, al menos el primero reflejado en la historia de la literatura universal, es el que dibujó Dios mismo para sellar su alianza con los hombres después del diluvio universal. En aquella ocasión salieron del Arca los hombres elegidos, Noé y su familia, y también, según el relato bíblico, todos los animales encomendados a su cuidado: una pareja de cada especie. Una pareja -heterosexual- de cada especie.
Resulta por ello paradójico que en nuestros días el arco iris se haya convertido en símbolo del aberrosexualismo, de la rebelión contra los planes de Dios para la vida, la familia y la sexualidad. De todas formas la bandera del movimiento homosexualista no es exactamente un arco iris. Tradicionalmente se considera que el arco iris tiene siete colores: rojo, naranja, amarillo, verde, cian, azul y violeta. Actualmente la “bandera gay” solo tiene seis ¿y saben cuál es el que falta? El azul, el celeste, el color de la Virgen María. Dicen algunos que al demonio siempre le gusta dejar su firma.