Ridículo en el Congreso de los Diputados: el peor de los sistemas políticos tiene los días contados
(Ahorainformacion.es/J.G.) – ¿El sistema político menos malo? ¿De verdad? La democracia, esta dictadura cada vez menos sutil que funciona aparentemente como una partitocracia pero que esconde una plutocracia criminal está empezando a ser amortizada. Dentro de poco ya no va a seguir siendo útil. Si todo sale según los planes de los globalistas y demás fanáticos ideologistas la gente está cada día más cerca de asumir el modelo chino que se basa simplemente en juntar lo peor del capitalismo con lo peor del comunismo. Un sistema en el que nunca falla el voto telemático. Un sistema en el que el gobierno nunca pierde.
Lo que acaba de pasar en el Congreso de los Diputados es patético. El último capítulo de un circo con el que nos entretienen a la vez que nos toman por idiotas.
Había una vez un gobierno que quería sacar adelante una ley (la reforma de la legislación laboral) pero no contaba con la mayoría suficiente porque algunos políticos de las taifas más díscolas estaban, como casi siempre, en plan aprovechategui. Sin embargo las cuentas podían salir si los dos diputados de UPN (de Navarra Suma en realidad: UPN+PP+Ciudadanos) se ponían del lado del gobierno. Para justificar esto la dirección de UPN mentía diciendo que la nueva ley les parecía estupenda. Aunque en realidad ya se sabe que había algún que otro trapicheo que luego ha salido a la luz como una reprobación al alcalde de Pamplona y algunas otras prebendas. Por su parte los del PP no decían nada porque en realidad tampoco estaban en contra de que la ley saliera adelante aunque por pura estética partidista no querían aparecer votando a favor del gobierno. Por eso animaron a los de UPN a descolgarse. Sin embargo la cosa se torció cuando los dos diputados de UPN (Adanero y Sayas) en un ejercicio de inconsecuencia democrática se olvidaron del dogma liberal que afirma que cada diputado encarna de forma inefable la soberanía nacional española. Dicen ahora que se deben a sus votantes, como si los navarros les hubieran obligado con un mandato imperativo cosa que está expresamente prohibida por la Constitución. Una prueba más de que los dogmas liberales no sirven para la realidad ni para cuando uno quiere obrar en conciencia. Para colmar el espectáculo va un diputado pepero que vota telemáticamente y dice que no sabe qué ha pasado, que el quería votar que no pero que ha votado que sí. Y resulta que ese voto es el decisivo para que las cosas salgan tal como quería el gobierno.
Aplicando un poquito de lógica a todo este barullo las conclusiones podrían ser las siguientes:
1. Si lo del diputado pepero ha sido un error evidente la votación debería repetirse.
2. Si no se puede repetir la votación quiere decir que en el Congreso, como ya en cualquier empresa, mandan las máquinas y los protocolos y no las personas. (“No, si yo te entiendo, tienes razón, pero el ordenador no me deja…” ¿no oímos esto cada vez más?)
3. Si no ha sido un error es que detrás del paripé de las votaciones hay una mafia de partidos títeres cuyos intereses están por encima de cualquier apariencia.
4. Si los diputados de UPN díscolos deben abandonar su escaño porque han desobedecido al jefe de su partido que asuman directamente los escaños los jefes de los partidos. Que voten todos telemáticamente. Así al menos nos ahorraremos la calefacción del Congreso.