14 de abril: República o monarquía de verdad
ALGO ASÍ han colocado por Pamplona, y no les falta mucha razón. ¿Por qué? Porque la actual monarquía constitucional (de forma monárquica y de fondo republicano) es una república coronada. Por eso en España hay muchos republicanos vergonzantes aunque implícitamente reconozcan que necesitan una monarquía de veras. ¡Cuánto daño han hecho los libros de la Educación Secundaria y de Bachillerato, donde se desenfoca y ridiculiza la verdadera monarquía y se ensalza sin razón el espíritu y la forma republicana! ¿Y si supieran que la res-pública sólo está defendida de verdad por la monaquía moderada, templada, social y representativa?
Los republicanos de fondo y forma deberían de estar muy contentos con la actual monarquía constitucional, porque han logrado uno de sus mayores objetivos: que no haya monarquía de verdad. Y los liberales, lo mismo, porque han logrado que no haya una forma republicana, aunque su llamada monarquía sea una monarquía vergonzante, de mentirijillas, y en el fondo como una República .
Hoy día son republicanos tanto los monárquicos constitucionales (de apariencia monárquica y fondo republicano) como los partidarios del republicanismo de fondo y forma.
Con la monarquía llamada constitucional se enfadan los monárquicos de verdad que desean que el rey reine porque gobierne (monarquía templada, social y representativa) y rechazan las apariencias y anuncios de República. Pero también se enfadan los republicanos de fondo y forma porque les aturde -¡oh puristas!- la palabra “rey” (constitucional) aun sin saber que la monarquía constitucional ha logrado imponer el fondo republicano, y que sólo bajo su forma vergonzante la monarquía constitucional ellos pueden alcanzar la República de una manera estable para finalmente desastrozar España y a los españoles.
La dos Repúblicas de fondo y forma (1874 y 1931) han sido un desastre mayúsculo que ha acabado en guerra civil (cantonal y la del Frente Popular). Y las dos formas expresas de monarquías constitucionales (Isabel II expulsada en 1868 dio paso a Amadeo I de Saboya en 1873, y Alfonso XIII en 1931) han acabado en República formal al serlo previamente en el fondo. Hoy, el avance republicano formal va in crescendo, amamantado por las apariencias monárquicas de la actual Constitución de 1978 y el liberalismo ideológico, que une en un beso espurio a los felipistas y republicanos formales.
A ver si se enteran los unos (los republicanos de formas que siempre han perdido de sus manos la República) y los otros (los monárquicos de formas o antimonárquicos que siempre han perdido la monarquía y han consolidado el espíritu republicano) que en España necesitamos una monarquía de verdad, donde el rey reine porque gobierne, y que sólo la monarquía de verdad protege la res-publica, o bien salva a España de ser víctima de una nefasta República ora vergonzante ora plena.
La monarquía constitucional de don Juan Carlos y su hijo don Felipe tiene ambos males: los males de la República de fondo y forma, y los males de la República de fondo o monarquía vergonzante.
¿Por qué la Revolución radical -que es en donde acaban las revoluciones moderadas como la de 1876 y 1976/78- ha tolerado la monarquía constitucional? La ha tolerado y aún defendido porque, con esta última, la Revolución se ha consolidado, ha avanzado, y se puede radicalizar -como hoy ocurre en España- tras el respaldo del trono aparente y usurpado a Fernando III el Santo. Si no fuese por don Juan Carlos y don Felipe, la derecha sociológica ya hubiera dado al traste a la Revolución radical en las leyes y las costumbres, y/o tras ello la República hubiera caído de nuevo hecha pedazos.
El pueblo español casi siempre fue vivamente monárquico y siempre necesitó una monarquía de verdad. La prueba es que don Felipe ha aumentado su apoyo popular cuando ha sido muy claro ante el chantaje separatista catalán/anticatalán. La monarquía constitucional tiene algún reflejo de monarquía de verdad y es precisamente dicho reflejo el que le otorga algún prestigio. Pero su espíritu republicano nos trae la República plena como el fondo trae la forma, con el agravante de engañar a los monárquicos de verdad cuando carecen de la debida formación, paralizando a los monárquicos de veras que la tengan, corrompiendo qué es la monarquía (don Juan Carlos firmó la ley del aborto) y favoreciendo siempre a los republicanos plenos.
Tengamos en cuenta que la monarquía de verdad es ajena al despotismo ilustrado, ajena también a la monarquía absoluta (salvo en el caso de “absuelta” como lo es todo Gobierno de veras) y a todo tipo de absolutismo.
Lo monarquía constitucional o de apariencia (en el fondo una República), y la República de fondo y forma, han traído gobiernos absolutos y tiránicos, como absoluto es el Estado liberal (sin Dios y que se considera “dueño” de la ley y la sociedad), sea un Estado liberal moderado o bien radical.
Si Vd. no quiere absolutismo e ilimitación en los gobiernos, si a la vez Vd. quiere una verdadera representación política, mire a la monarquía tradicional española con sus Fueros, sus cuerpos sociales autárquicos, la representación verdaderamente orgánica (no dirigida por partido alguno, ya por uno como con el general Francisco Franco ya por varios como con don Juan Carlos y don Felipe), sus Cortes, la limitación del poder político, y el reconocimiento a Dios representado en la Cruz que luce en lo alto de la corona. Monarquía católica, templada, social y representativa (Rafael Gambra, 1953).
Un verdadero rey une y pertenece a todos (todos a una, Fuenteovejuna) , asegura las instituciones sociales, da independencia a las instituciones politicas de las presiones oligárquicas, es garantía del que menos tiene, es el mejor alcalde por estar muy próximo a la sociedad configurada (El mejor alcalde, el rey, decía Lope de Vega), administra justicia y ama al pueblo (La vida es sueño, declamaba Calderón de la Barca), representa a una sociedad familiar por lo mismo que la Familia real es una familia de verdaderas familias, es como el padre de todos, y rinde culto al verdadero Dios en la única religión verdadera de quien recibe su majestad.
13-IV-2018
* Este gran escudo lucía en el zaguán de la casa consistorial de Pamplona. Es antiguo pues el Consejo del Reino de Navarra ordenó tallar hacia 1740. Las cadenas de Navarra están en el centro. Fue retirado recientemente por el alcalde Asirón EH Bildu, cabeza de ese dementado cuatripartito formado por marxistas y separatistas.