¿Qué ganamos centralizando la educación?
Hace unos días Pablo Casado, candidato a la presidencia del PP, expresó públicamente que conviene recuperar para el estado las competencias de educación para evitar que esta caiga en manos de los separatistas antiespañoles. Sin embargo, la situación actual en España es la de un Gobierno pactado con partidos políticos separatistas antiespañoles, de modo que la propuesta de Casado resulta insuficiente.
Por otro lado, Isabel Celaá, la nueva Minsitra de Educación y formación Profesional, dijo recientemente en una entrevista que creará una asignatura de Valores Cívicos y Éticos. Es decir, una nueva Educación para la Ciudadanía.
Dado el riesgo de sectarismo que existe al crear una asignatura cuyos contenidos no están pactados con la oposición, aunque sí con partidos antiespañoles, lo natural es preguntarse si esa asignatura tiene garantías de respetar el derecho a la libertad de educación de los padres hacia sus hijos, no ya sólo en el ámbito de los valores políticos, sino de los valores morales en general.
Situaciones de imposición de valores o de adoctrinamiento y odio, como sucedió recientemente en Cataluña, no deberían permitirse, ni mucho menos facilitarse, desde el Gobierno. La libertad de educación sólo puede garantizarse cuando los padres pueden elegir directamente la educación de sus hijos.