La homosexualidad es un desorden
Esto no me lo invento, cualquiera lo puede leer en el Catecismo de la Iglesia. Cada vez está más claro que todo el rollo de los curas pederastas, las campañas de desprestigio subsiguientes, los golpes de pecho y las infinitas peticiones de perdón sí que tenían algo que ver con el lobby homosexualista. Ese era el elefante que invadía la habitación. Los casos de auténtica pederastia son rarísimos, la existencia de un auténtico lobby gay dentro del clero parece que no lo es tanto. Por ello lo que está clamando al cielo es eso que el catecismo dice que es un desorden y que exige, de una vez por todas, actuar en consecuencia.
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