Sobre el Monumento de Navarra a sus Muertos en la Cruzada
Los obsesivos talibanes de Pamplona siguen dándole vueltas a la idea de demoler el Monumento. Su diario oficial, el conocido como Diario de Menticias, ha publicado recientemente una encuesta con tres opciones: demoler, dejar como está o reformar. Lo que no tienen en cuenta es que una posible reforma podría consistir en recuperar la basílica como lugar de culto. Me refiero, lógicamente, al culto católico, el que nunca se debió de abandonarse en el lugar, y no a los cultos satánicos sufridos con el montaje de la exposición de Abel Azcona o con las liturgias pseudorreligiosas de los partidos nazionalistas.
Dicen los progre-talibanes que hay que dinamitar el monumento porque supone un homenaje a unos “golpistas”. El Monumento recuerda a cuatro mil navarros muertos en el frente. La gran mayoría jóvenes y voluntarios. Llamarles golpistas es una bajeza. Si buscan algo que se parezca al fascismo que busquen en los homenajes que suelen realizar los batasunos a sus terroristas presos.
Lo que celebra mensualmente la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz en el Monumento de Pamplona es una fundación de misas en sufragio por sus difuntos. ¿Cómo puede parecer mal a los rojos -por muy rojos que sean- que cada cual rece por sus muertos? ¿Les parecería bien a ellos que no les dejáramos rezar por los suyos?
Esos 4000 jóvenes navarros a quienes honra el Monumento y por quienes ofrece sus oraciones la Hermandad, así como sus compañeros que sobrevivieron, eran en su inmensa mayoría gente sencilla y honrada que salió al frente para defender una España católica. No es justo tildar de asesinos a todos ellos.