El respeto a la dignidad humana brilló por su ausencia en los Goya
Este pasado sábado día 2 de febrero, en la víspera de San Blas, tuvo lugar la XXXIII edición de los Premios Goya, en Sevilla, a orillas del Río Guadalquivir.
Como es de costumbre, la ocasión no es tan artística como política. Habitualmente se trata de un mitin de causas “progres” (anticapitalismo, antisemitismo, nazionalismo, ideología de género, …). Es más, este año se han colado “ridículas declaraciones” sobre el partido político VOX, cuyas imperfecciones no son eximente de “crisis ansiolótica” entre hordas marxistas.
Ahora bien, gracias al actor Jesús Vidal, que sufre una discapacidad intelectual y solo tiene un 10% de visión en un ojo, fue galardonado por su papel en la la película Campeones, se pudieron escuchar palabras de pleno sentido común ante un público abarrotado y un clan de la zeja del cual sabemos ya de qué pie cojea (ideológica y racionalmente). Exponemos un vídeo a continuación:
Del discurso podemos extraer su lema “Inclusión, Visibilidad y Diversidad” y su puesta de gala de la “espontaneidad”, “frescura” y “talento” como factores que han hecho posible la recepción de este galardón. De hecho, se ha trasladado un indudable agradecimiento a los padres por haberle traído al mundo, por haberle permitido vivir.
No obstante, entre los aplausos hubo muchísimas manos hipócritas, a considerar como la plausibilidad de Judas. ¿De qué sirve postularse a favor de los niños con Síndrome de Down y otras discapacidades cuando luego se defienden legislaciones abortistas que perjudican a estos no-natos (supuesto eugenésico) al mismo tiempo que se demoniza e intimida a los que queremos defender la santidad de la vida humana?