Apartheid sanitario
(Por Javier Garisoain) –
El término apartheid (separación en afrikaans) ocupa en la cosmovisión progre uno de los círculos de su particular diccionario infernal junto con las palabras dictadura, segregación, fascismo y otras parecidas. Aquella legislación racista de raíces protestantes estuvo vigente en Sudáfrica hasta 1992 y todo parecía indicar que nada, nunca, podría volver a justificar su rehabilitación. Sin embargo, ha tenido que llegar la menos letal de las grandes pandemias de la historia para que los políticos del sistema globalista hayan empezado a pensar en dividir de nuevo a la gente en ciudadanos de primera y de segunda. Los primeros son aquellos que cumplen todas las normas y se inoculan sin rechistar aquello que prescribe el gobierno. Los segundos, los parias, los nuevos apestados, leprosos asintomáticos, son aquellos que -por la razón que sea- no disponen del pasaporte covid. Son los nuevos simpapeles y no podrán ir al circo.
¿Se acuerdan de cuando se crucificaba a un empresario si se le ocurría despedir a un empleado con SIDA? ¿De cómo se podía llegar a estigmatizar a un propietario por negar el alquiler a una persona seropositiva? Pues bien, ya se dan casos (acaban de hacerlo con empleados de la televisiva CNN) de despidos a personas por carecer de la documentación sanitaria que identifica a los “buenos ciudadanos”. Y no solo se trata de empresas particulares. El nuevo apartheid está obteniendo el visto bueno de los tribunales y ahora son los propios gobiernos los que empiezan a cerrar el acceso a los espacios públicos a aquellos parias que no lleven la marca adecuada en la frente.
Malos tiempos para la libertad, para la igualdad y para la fraternidad. Muy malos cuando las ideologías que eclosionaron en 1789 se sienten tan fuertes que ya no necesitan disimular sus malas intenciones con bellas y vacías palabras.
2 comentarios en “Apartheid sanitario”
Francisco Javier Peralta Escribano
Muy cierto.
La bestia ya no se esconde.Anda suelta por las calles y casi nadie le hace frente.
El ejército de Cristo ha sido diezmado por la segunda bestia, la masonería eclesiástica.
Estamos al final.
La mayoría ni siquiera sabe que el enemigo existe .
Dios siempre vence, pero antes nos manda las pruebas.
Cuántos saldrán indemnes para ir a la Casa del Padre?
Jesus Soriano Montes
Un virus sintetico y sus cepas revueltas con vacunas sinteticas, son un pure o una sopa multiforme con ingreddientes en infinitas combinaciones que, inyectados, aportan mas riesgo que los antigenos naturales propios del cuerpo generado contra el virus de verdad. Nos meteran codigos bioquimicos no testados con garantias plenas y asi sucesivamente, eso tiene peligros no informados. No seria mejor que naturalmente y ordenadamente la poblacion produjera en el cuerpo antigenos con el virus real? Demasiada quimica de probeta en la sangre. No hay debate cientifico, lo que hay son Farmeceuticas vendiendo crecepelo y Gobiernos comprandolas en plan salvadores de la Humanidad. Y no lo son.