Entrevista a Mikel Navarro Ayensa, director del cortometraje El carlista, protagonizado por Telmo Aldaz
(Una entrevista de Javier Navascués) –
Nos encontramos ante un cortometraje, que no está pasando desapercibido por todo lo que representa y su carga emotiva. Una historia de ficción apasionante que nos trae un mensaje para nuestros días. Nos hemos puesto en contacto con el director del mismo, Mikel Navarro Ayensa, para reflexionar sobre su contenido.
Usted, a pesar de su juventud atesora una rica trayectoria como periodista y escritor. ¿Podría hacernos un resumen de lo más reseñable de la misma?
Lo primero muchas gracias por su interés en nuestro trabajo. Respecto a mi trayectoria, el cine y la comunicación han sido siempre mi gran pasión. Llevo haciendo radio desde hace veinte años, escribiendo para medios de comunicación desde hace quince y desarrollando mi labor como crítico de cine, en Cope Navarra, desde hace diez. Mi familia siempre fue clave en mi interés por el séptimo arte, mi abuelo conoció a Barbara Stanwyck e Ingrid Bergman y crecí escuchando sus anécdotas. Mi padre, gran cinéfilo, hizo que me interesara todavía más en esto del celuloide y mi madre me inculcó desde muy pequeño la lectura.
Profesionalmente me marcó dirigir el espacio radiofónico Clásicos del cine en Radio Universidad de Navarra, en donde aprendí muchísimo. Hoy en día escribo para revistas como Muy Historia en donde publicaremos próximamente un libro sobre el sitio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial. He publicado seis libros, cinco en colaboración con otros autores: Hay otros mundos pero están en éste (Ed.Cydonia 2013) 50 lugares mágicos para enamorados en España (Ed. Cydonia, 2015), Bajo el cielo mítico de Madrid (Univ. Pontificia Comillas, 2019), La cultura española a través del cine (Univ. Pontificia Comillas, 2021).
En mayo de 2018 publiqué mi primer libro en solitario Misterios de cine de Ediciones Oblicuas. A partir de 2019 me puse detrás de las cámaras con The Blackout (El Apagón) que ha derivado en un libro solidario, con el mismo título, publicado recientemente por Ediciones Cydonia. Fui seleccionado en 2019 para el concurso de cortometrajes de RTVE por Duply y posteriormente realicé La mamá del sol, una obra basada en la leyenda sarda La mamma del sole. En 2021 escribí y dirigí El trabajo, cuarto cortometraje que explora la frontera entre la vida y la muerte que, de nuevo, se publicó en la web de RTVE. En la actualidad estamos en plena vorágine con el estreno de El Carlista.
¿Por qué decidió realizar un cortometraje con el título el carlista?
Es algo que tenía en mente desde hacía tiempo, la realización de un western foral. Tenía muchas ganas de contar una historia de ficción en base a nuestro rico legado. Llegó la llamada de Navarra Tierra de Cine, la productora impulsora del proyecto y no lo dudé, me puse a escribir El Carlista. No hace falta fijarse en lo de fuera, tuvimos nuestra propia “guerra de secesión”. Los norteamericanos han potenciado sus historias siendo mucho más pobres que las nuestras. Debemos sacar potencial a nuestra historia, además de reivindicar nuestra cultura y acabar con la dichosa leyenda negra. Apenas había nada en torno a las guerras carlistas y era el momento de colocar esa parte de nuestro pasado en la más absoluta actualidad, con énfasis y con orgullo. Cambias sombrero por boina roja y tenemos nuestra propia película del oeste, en el oeste de Navarra, en Arróniz.
¿Fue sorpresa que su guión estuviese entre los seleccionados?
El certamen Navarra Tierra de Cine consta de dos fases, la primera presentar un guion y si eres seleccionado pasas a la segunda, que es la fase de rodaje junto a otros nueve finalistas. Escribí El carlista en San Fernando (Cádiz) en el mes de agosto y en tiempo record. Cuando me llamaron he de confesar que me llevé una inmensa alegría y tuve la sensación de una enorme responsabilidad, porque me tomo las cosas muy enserio y desde luego lo doy todo, dentro de mis posibilidades y medios me he vaciado, lo hemos dado todo. Reuní un equipo de absoluta confianza, para mí los mejores, y nos lanzamos a rodar esta aventura.
¿Cuáles fueron sus fuentes de inspiración?
Hay un referente cinematográfico sobre el asunto carlista que es la película Crónica de la guerra carlista (1988) dirigida por José María Tuduri. He tenido la suerte de conocerlo personalmente y ha sido parte fundamental de este film. Nos ayudó mucho y nos brindó la oportunidad de portar los uniformes fidedignos de la época, la III Guerra Carlista, en la que se desarrolla una parte de la acción. Sus consejos y su asesoramiento han sido fundamentales. Durante el proceso del desarrollo de guion me gusta escribir escuchando música, me inspira, y elegí para ello la banda sonora original de Bailando con lobos de John Barry y como soy muy cinéfilo me inspiré también en películas como: Los siete magníficos, los odiosos ocho, Barry Lyndon, Los comancheros, Los cuatro hijos de Katie Elder, Grupo Salvaje o incluso El increíble hombre menguante… hay esencia de todas ellas.
Una historia de ficción, pero con el objetivo de transmitir unos valores. ¿Qué valores serían?
Hemos pasado del liberalismo al ultraliberalismo y estamos en peligro como sociedad sin identidad propia. Ante un mundo moderno que todo lo devora, ante una sociedad sin personalidad que recibe un tratamiento aborregado, queremos poner el foco en esas personas sencillas que viven en la fe y que son arrancadas de su mundo por la propia deriva social. La fe frente al progreso que arranca y expropia los campos, la cultura, las costumbres, los pueblos y el pensamiento propio para imponer la ley del poder económico que todo lo arrasa. En el corto hablamos de personas olvidadas, de ideales que no interesa reavivar.
Entre campos segados por el tiempo el jinete flota contra el reloj que se impone en un mundo moderno que todo lo devora. Lo antiguo frente a lo actual, la fe frente al progreso… y en la interferencia dimensional surge una sutil niebla, el humo como umbral entre dos mundos estrechamente conectados. La actualidad se impone frente al pasado del olvido, el ruido ante el silencio. El carlista se encomienda a un Dios del que cada vez se siente más cerca, justo antes del juicio final. En el cortometraje hay un duelo de titanes, hay traición de los que parecen cercanos… En el combate del tiempo la confusión de la boina hace del color rojo la unión sanguínea y trascendental definitiva. Por encima de lo material y lo terreno es el triunfo de los valores perdidos, de la creencia. El retorno de la tradición de la sencillez, el sacrificio que trasciende por ser fiel a sí mismo. La autenticidad vence y prevalece en el relevo del niño, que recoge el símbolo de manos de una Virgen María pétrea, mientras nos observa para recordarnos quienes somos.
¿En qué medida estos valores tienen vigencia en la sociedad actual?
Hay muchos mensajes pero uno de ellos, al margen de ideas políticas, es que solo hay un camino: ser uno mismo.
Cuando no te dejan ser tú mismo algo está fallando. Vivimos en la sociedad de la mordaza, de la autocensura y del miedo a que uno u otro colectivo te señale… así mal vamos.
¿Por qué eligió como protagonista a Telmo Aldaz, actual presidente de la Comunión Tradicionalista Carlista?
Mientras escribía el guion era inevitable pensar en Telmo encarnando al protagonista. Tiene una presencia iconográfica tremenda, reúne todas las cualidades de un héroe decimonónico que rebosa carisma y recuerda incluso al mismísimo Carlos VII. Llamé a Telmo para explicarle el guion, se lo pasé por correo para que lo leyera y a los cinco minutos me devolvió la llamada diciéndome: Me ha encantado, vamos adelante y nos embarcamos en esta aventura.
¿Qué supuso poder utilizar los uniformes originales de una de las guerras carlistas?
Fue un plus necesario e imprescindible, todo aquello que no hubiera sido contar con uniformes originales hubiera sido un disfraz. Gracias a la confianza de José María Tuduri fue posible.
¿Por qué merece la pena ver y difundir el cortometraje?
El carlista es muy completo, tenemos planos aéreos, música original, una montaña sagrada como Montejurra, caballo, paisajes, recreaciones de interior con velas, tiroteos con fuego real (fogueo), historia pasada y presente, uniformes reales de la policía foral, fantasía, drama, algún toque incluso de humor y parajes realmente asombrosos como la ermita de Mendía o la de Santa Cecilia en Arróniz. Es una historia muy dinámica de un quijote muy nuestro, en diez minutos un carlista viene a recordarnos que tenemos que luchar por lo que creemos, por nuestros ideales y nuestra propia integridad. Las personas nobles, sencillas e íntegras están en extinción.
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Desde hoy hasta el 2 de diciembre podéis votar #ElCarlista. La ilusión no se frena.
Puede seguir al director en Twitter y participar en el sorteo de pósters de El carlista:
@MikelNavarroAye
https://www.youtube.com/watch?v=S2SWptL0E2c