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Miles de pancartas exigían al Ayuntamiento de Guadalajara que retirase la blasfema escultura “Sincretismo”.

“Hemos pecado nosotros los pastores, obispos y sacerdotes sobre todo con la omisión, la pasividad y la indiferencia. No hemos estado al frente de las ovejas para defenderlas del lobo”, señaló el Cardenal Sandoval.
Miles de pancartas exigían al Ayuntamiento de Guadalajara que retirase la blasfema escultura “Sincretismo”.
Se condenó el aborto y la Ideología de Género y se pidió perdón a Dios por esos pecados

10 de diciembre de 2017. Ciudad de México. Unos 20 mil fieles católicos participaron este domingo en un acto de “desagravio, reparación y consagración ante Dios” en la Ciudad de México.

En el evento central, realizado en el Estadio Azul, el cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, ofició una misa y en la homilía se pronunció contra la legalización del aborto, que ha cobrado la vida de miles de inocentes en el vientre de sus madres.

 

También señaló que la Ideología de Género “con su paquete de perversiones, atenta contra la familia y la vida, con la finalidad no confesada de arruinar a los pueblos, subyugarlos y saquearlos. Sin metas ni familia nuestra patria no tiene futuro… Perversa Ideología de Género impuesta desde afuera, pero que encuentra entusiastas promotores y mercenarios dentro de nuestro país”.

Previo a la homilía, Juan Sandoval envió un saludo al cardenal Norberto Rivera Carrera, administrador apostólico de la Arquidiócesis de México, a quien agradeció el permiso para oficiar la misa en el acto de desagravio. “Qué Dios le pague y lo bendiga”.

Sandoval Íñiguez aseguró que la violencia que ejerce el crimen organizado es similar al aborto. Expuso que así como se destrozan fetos mediante el aborto, el crimen organizado descuartiza personas en medio de la escalada de violencia y criticó las leyes que avalan la “interrupción del embarazo” (eufemismo para denominar el asesinato de niños no natos).

 

“Este es un acto de desagravio en el que venimos a hacer una confesión de culpa, a reconocer nuestros pecados delante del Señor, y a pedirle misericordia y perdón. Venimos a decirle, Señor hemos pecado contra ti, y cometido la maldad que aborreces; perdona a tu pueblo y aparta de nosotros el castigo que merecemos.

“Hemos pecado contra ti, ante todo con el crimen más tremendo y más grave y más cruel, el del aborto practicado a lo largo y ancho de nuestra patria, a veces con el consentimiento de leyes inicuas, y a veces ocultamente, furtivamente, pero siempre con crueldad con alevosía y ventaja contra el inocente, el indefenso.

“Muchos miles de inocentes son asesinados constantemente en el vientre de sus madres y como contrapartida, y en castigo de este crimen, el crimen organizado mata, descuartiza a sus víctimas, igual que se destrozan los niños en el seno materno”.

Posteriormente, fijó postura ante la Ideología de Género, a la cual calificó de “perversa” y pidió perdón a Dios por el avance que ha tenido en México. También lamentó que algunos vean las enseñanzas de la Iglesia como algo “medieval”.

A propósito de este tema recordó que hace algunos días en la ONU, tristemente el gobierno de México votó contra la familia y la vida y a favor de los pretendidos derechos sexuales de los niños sustrayéndolos a la autoridad de sus padres”. Sin embargo, celebró que en el mundo hayan sido más los gobiernos sensibles que finalmente se impusieron en la votación a favor de la vida y de mantener la autoridad de los padres para educar a sus hijos en la verdad y la vida.También enlistó otros pecados de los habitantes y de los gobiernos.

“Hemos pecado mucho con la corrupción de las personas, de nosotros mismos, y de las instituciones y alcanza ahora niveles antes nunca vistos. Fabulosos saqueos de los recursos públicos de los bienes de la nación, falta de justicia en los tribunales, complicidad con el crimen organizado y salarios de miseria.

“La consecuencia inevitable de esta corrupción es el empobrecimiento de gran parte del pueblo mexicano y sus inevitables secuelas de hambre, ignorancia, enfermedad y muerte”.

El cardenal Sandoval Íñiguez lamentó la existencia de un relativismo que socava la moral.

También deploró que “hoy queremos ser “libres”, realizarnos por nuestra cuenta sin que nadie nos tenga que decir lo que hemos de hacer, en lo que debemos de creer, queremos vivir en un relativismo cómodo en el campo de la moral, sobre todo referente a la familia y a la vida, y no aceptamos que la Iglesia nos enseñe en nombre de Dios verdades eternas absolutas y preceptos morales saludables e inquebrantables, sobre todo en materia sexual y de matrimonio. Rechazamos a la Iglesia y su enseñanza como dogmatista, “anticuada” y medieval”, con esto “rechazamos a Cristo el Señor y a su Padre que lo envió”.

Agregó: “Señor Dios nuestro, hemos pecado nosotros los pastores, obispos y sacerdotes sobre todo con la omisión, la pasividad y la indiferencia. No hemos estado al frente de tus ovejas para defenderlas del lobo….hemos sido “mesurados”, tímidos”.

Imploró la poderosa intercesión de Santa María de Guadalupe, Madre amorosa y tierna del pueblo de México, y pidió a Dios: “Mándanos la gracia de convertirnos… y así podremos enderezar los caminos, para que venga tu salvación, los caminos de la vida pública y la vida privada, para que nosotros alcancemos la gloria que nos tiene prometida y nuestra Patria cumpla su destino temporal y eterno”. Finalizó diciendo: “¡Sea alabado Jesucristo!”.

Al terminar la Misa se consagró a México a los corazones de Jesús y de María (esto es, al Sagrado Corazón y al Inmaculado Corazón de María).

Una vez terminado el Acto en el Estadio Azul de la Ciudad de México, presidida por una monumental custodia que portaba a Cristo sacramentado seguida de 20,000 fieles entre los que se hallaban los penitentes de varias cofradías que ofrecía sacrificios y penitencias, se realizó la peregrinación de Desagravio por la avenida Insurgentes Sur  y diversas calles de la Col. del Valle, hasta llegar a la Parroquia del Purísimo Corazón de María. En el largo trayecto se realizó una desviación para apostarse ante los edificios derrumbados o dañados por el pasado sismo para orar por los mexicanos caídos ahí.

Ya llegada la procesión a la Parroquia, el cardenal Sandoval declaró tomada espiritualmente la Ciudad de México, así como México entero y drigiéndose a la Santísima Virgen dijo:

“A nombre de la Guardia Nacional Cristera y de todos los aquí presentes y de muchos otros que están unidos a este momento en oración, reclamamos en el nombre poderoso de N.S. Jesucristo y tomamos espiritualmente esta Ciudad de México y el país entero para ponerlos a los pies de Dios Padre por tu mediación santísima. Esta tierra bendita regada con la sangre de los santos mártires mexicanos te pertenece y esta toma que no pudieron llevar a cabo militarmente nuestros héroes cristeros la hacemos ahora nosotros espiritualmente y te nombramos nuestra Patrona y Soberana. Toma nuestros hogares y reina en nuestras familias y en nuestras ciudades. Pisa la cabeza de la serpiente infernal y haz que, por tu santa intercesión, viva Cristo Rey en nuestro corazón, en nuestra casa y en nuestra Patria. Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo. ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Santa María de Guadalupe! ¡Vivan los santos mártires! ¡Vivan los héroes cristeros! ¡Viva la Santa Iglesia!”.

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