Por David Cuervo:
Les escribo sobre la necesidad de recuperar las buenas costumbres en la música y en el baile.
El ser humano es un animal político (zoón polithikón) y encuentra su plenitud en la relación con el otro. El otro cubre nuestras carencias y multiplica nuestras virtudes por la colaboración. Estamos llamados hacia el otro, ya que Dios al crearnos nos creó por el amor y hacia el amor más puro que es él. Pero éste amor pervertido desde la primera caída puede ser torcido al mal. Hoy en día nuestro ambiente está bastante torcido, veamos por qué.
En primer lugar, ¿Cuál es uno de los mayores problemas de nuestra vida actual en sociedad?. El profundo desarraigo de los jóvenes entre ellos y con el lugar que les vio nacer.
Vivimos como si no viniéramos de ningún lugar y no fuéramos a ningún lugar. Mientras pretendemos preocuparnos de medio mundo, estamos desconectados de nuestros vecinos y de nuestra familia.
También, desconocemos nuestro propio barrio, ciudad o pueblo. Nos hemos convertido en dependientes crónicos del google maps o de callejeros (que ya no se hacen como antes, ahora son sólo hojas mal hechas y no libritos con todos los barrios).
¿A dónde lleva esto?. Las relaciones sociales de proximidad son reemplazas por máquinas.
El mundo digital hace imágenes parecidas a la realidad e imita muchos aspectos de la vida real (amistad, romance, cultura, juegos) pero no ofrece lo que una experiencia real puede dar. Dejando a mucha gente en la perpetua frustración y una dependencia peligrosa del mundo digital que les lleva bajo la apariencia de ser social en redes a un real aislamiento de todo su entorno. Esto lo podemos ver en el auge de las culturas de los “incel” o célibes involuntarios que odian a las mujeres por resentimiento y envidia hacia ellas o en el feminismo radical que odia a los hombres por ser hombres.
Una clara consecuencia de éste desarraigo, de la que hablaré en éste artículo, es la presente lucha de sexos entre hombre y mujer.
Miremos a nuestro alrededor: Chicos y chicas se encuentran en tugurios masificados. En éstos lugares la música que se pone es un música repetitiva y sin gracia, el baile de la mayoría consiste en dar botes, sin individualidad. Cualquier tipo de droga o de crimen es encontrado en éstos lugares. Más numeroso y más grave cuanto más grande es la población. La percepción del uno del otro está pervertida por la pornografía, por la mala publicidad, la mala y por una falta de contacto y conocimiento del otro. Queda claro, más desarraigo y artificialidad, más infelicidad y peor salud.
En segundo lugar, voy a exponer parte de una posible solución: Los bailes de pueblo: Es una manera completamente diferente de no solo conocer gente, sino de vivir y festejar lo cotidiano.
¿Para qué rebanarse la cabeza pensando en nueva e innovadoras soluciones cuando la solución ya la sabemos desde hace tiempo?: Los bailes de fiesta mayor de toda la vida. Es un ambiente sano, proporcionado
Las verbenas tradicionales destacan por ser: Familiares, humanas y decorosas.
¿Por qué familiares?, porque están relacionadas y hablan de una cultura concreta. En éstos ambientes está presente la familia, padres, madres, hermanos, sobrinos. Hablan de la tierra y de las cosas simples, es una celebración constante de la vida sencilla vivida hondamente.
¿Por qué humanas?, porque son eventos donde se encuentra todo el pueblo. Cada persona tiene su lugar: los bailadores, los músicos, las familias. Cada persona tiene oportunidades para demostrar su valía frente a los demás, con su música, con su habilidad de baile, con su conversación o con su cuidado por el otro. Ponen en relieve a la comunidad humana, dejando de lado divisiones y rencillas en pos de un gran bien
¿Por qué decorosas?, porque al estar presente la familia y al haber buena música se evitan las ocasiones de pecado más comunes hoy en día. La música como decían los antiguos griegos, es educadora del alma.
En resumen, la familia es el pilar básico de la sociedad. Por ello, Hay que volver a reestructurar el ocio para que esté de nuevo estructurado en torno a lo bueno y a la digno. Un ocio donde la familia vuelva a ser un poder de decisión sobre las cosas importantes de la vida de la gente y no sea el Estado, Ente desproporcionado por naturaleza, quien regle la vida íntima de la gente.
Pd: El canal de Academia Christiana de Francia es un ejemplo claro de lo que apoyo.