Alfonso X el Sabio y su impericia como gobernante.
Repasando la vida del rey Alfonso X, queda claro que era una de las personas más doctas de la España de su tiempo. No en vano se le conoce como el sabio. Quizá sus obras más señeras y a la vez dispares, sean las Siete Partidas y las Cantigas a Santa María. Fue un erudito que en su época escribió y teorizó sobre los más variados temas. Esto es algo que podemos ver principalmente en las Siete Partidas.
Y sin embargo, como gobernante fue un auténtico desastre. Tanto es así que, se le terminó rebelando todo el reino y con él su hijo segundogénito y a la postre su sucesor como Sancho IV, sólo le quedó como refugio la ciudad de Sevilla donde murió habiendo dejado un reino en pleno desorden y anarquía.
A primera vista y habiendo sido hijo del gran rey y por tanto gran gobernante como fue San Fernando, habiendo aprendido de él las labores de gobierno y siendo como se le atribuye poseedor de gran sabiduría y tan gran teórico del derecho, no se puede comprender como llegó a ser tan mal gobernante.
Y la respuesta quizá esté precisamente en que eran eso, un teórico, un sabio que se perdía en su nube de las entelequias y ergotismos muy bien fundados pero, que desconocía porque, “no estaba en el mundo”, la realidad de las cosas. En el fondo, se podría decir que no era más que un ideólogo, como les pasa a todos estos sabios que hoy pululan por el mundo tradicionalista pontificando qué es y qué no es la tradición y descalificando con insultos de verdulera a todos aquellos que no les siguen la corriente o les adulan. Quizá, la única diferencia entre el rey Alfonso X el Sabio fue que este, no carecía de humildad, mientras que aquellos, quizá porque se creen aún más sabios, ni siquiera la conocen. Y harían muy bien haciendo un poco de ejercicio de la misma y de dedicarse a escribir libros muy eruditos y quedarse en su limbo y no intentar poner los pies en el suelo porque, pueden tropezar y hacer tropezar a más de uno de aquellos que, deslumbrados por su erudición, lo sigan hacia el “Imperio de la Fantasía”. Y eso, sería la Historia Interminable.
Un comentario en “Alfonso X el Sabio y su impericia como gobernante.”
Javier Mª Pérez-Roldán y Suanzes-Carpegna
Muy acertado el artículo. Efectivamente creo yo también que los sabios deben andar despacio para buscar la verdad, lo que les hace, con carácter general, poco prácticos para tomar decisiones, pues no quieren tomarlas hasta que tienen pleno conocimiento de la cuestión que tratan. Sin embargo, la labor del político es tomar decisiones, en muchas ocasiones sin toda la información posible, y decisiones que en muchas ocasiones deben ser rápidas.
Los mejores políticos no han sido teóricos, y los mejores teóricos no han sido políticos.