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17 de septiembre de 2019 1 / / / /

Contra la intromisión, insumisión

En el curso que acaba de comenzar, el pequeño cursa 5º de primaria. Y, por tanto, una de sus asignaturas es «Educación para la Ciudadanía». Como cada año que «toca» desde hace ya diez que se estrenó la mayor, hemos entregado en la secretaría del centro escrito negándonos a que participe de ninguna manera en la asignatura.

Durante los primeros años de la asignatura me moví colaborando con las campañas que entonces se lanzaron sobre la objeción de conciencia, si bien desde el principio nos manifestamos en contra de esa fórmula de la objeción y elegimos la de la negativa, la insumisión.

El tiempo hace callo, y en estos diez años he podido comprobar, desde la más absoluta soledad en los dos colegios por los que hemos pasado, que toda aquella campaña sólo movilizó por un lado a un pequeño puñado de familias verdaderamente decididas a defender a sus hijos y por otro a un grupo, bastante mayor, de manipuladores que sólo utilizaban la supuesta defensa de los niños y las familias como arma política contra Zapatero, que rápidamente enfundaron cuando fueron «los suyos» los que hicieron lo mismo o peor que el caballerete de las altas cejas. Luego vinieron los lamentos cuando no cobraron los servicios prestados, pero eso es harina de otro costal que no vengo aquí a tratar ahora.

A lo que sí vengo es a insistir a ese pequeño puñado de familias a que no decaigamos. A que venzamos respetos humanos, que siempre sirven al más inhumano, y demos el paso. Y particularmente quiero animar a ello a los padres de escuelas católicas.

Cuando esto empezó, hace esos diez años de los que hablaba, la respuesta que me encontré fue siempre la misma: «pero si es un colegio católico, aquí no les van a enseñar nada malo». El tiempo ha demostrado que ese presagio era falso, pero tampoco es el asunto principal. Desde entonces mi argumento no ha cambiado: No me opongo a un contenido concreto, sino a que el Estado tenga autoridad para fijar una asignatura de formación moral. Y por tanto son precisamente las escuelas católicas las primeras que debían haber respondido con contundencia y en bloque. No lo hicieron. Y hoy, en un altísimo porcentaje, hemos dejado de tener escuelas católicas concertadas para tener escuelas concertadas que se llaman católicas y de hecho un día lo fueron. Esta evolución ciertamente no ha sido sólo por la EpC, pero también.

Mi hijo pequeño va al colegio sabiendo que va a tener un suspenso. Sabiendo que durante dos clases a la semana -esa es otra… dedicar dos módulos a esto cuando en bachillerato sólo hay una hora de filosofía…- será apartado del grupo y por tanto será «diferente». Pero sabe que esa diferencia es nuestra respuesta, decidida y aceptada, a una imposición intolerable. En estos años han sido varios padres los que, tras darme la razón en todo, finalmente han pasado por el aro con el argumento de que «es que si no, el niño queda señalado». ¿Es que no vamos a enseñar a nuestros hijos que cuando algo es justo hay que defenderlo, aunque estemos solos?

Ánimo y a ello. Presentad en secretaría del colegio un sencillo escrito. Nuestro hijo no va a participar en la asignatura, ni a realizar tareas ni exámenes de la misma, porque es una formación moral impuesta por el estado y esa formación es potestad de la familia. Punto. Y va a suspender, sí. Y ese suspenso será una condecoración.

Además hemos renovado la solicitud de información previa para cualquier actividad que se programe en el colegio. Sobre esto tenéis más información en la AVDCE. No sabéis con cuántas ganas viene el Enemigo a por vuestros hijos al cole. No le deis facilidades.

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Un comentario en “Contra la intromisión, insumisión

  1. He aquí un escrito a lo hispánico, de pies a cabeza! Y señalada la autenticidad así, queda hecho el encomio.

    Qué Dios os llene de fortaleza!

    Responder

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