Cristo Rey: la estrategia
(Por Javier Garisoain) –
Llevamos tiempo los carlistas discutiendo sobre estrategias a seguir. Nuestro proyectado “plan estratégico” se ha ralentizado -como tantas cosas de las de antes del virus- esperando el momento en que se pueda discutir y contrastar como se debe, hablando en persona, mirándose a la cara. Pero de pronto, providencialmente, llega a mis manos un viejo folleto del Círculo Familiar Vírgen del Camino. Es una conferencia de Federico Wilhelmsen titulada “La soberanía de Cristo… o el caos”. Lo releo, y pienso que ahí mismo, en esas pocas humildes páginas está ya escrito, desde hace medio siglo, nuestro “plan estratégico”. El profesor Wilhelmsen lo escribió en 1967, pensando en los próximos 100 años y en la lucha global tal como la veía venir entonces.
En su opinión, y eso lo decía hace 50 años, “la Revolución ha alcanzado su culminación”. Ha producido un vacío moral que, inevitablemente acabará por ser llenado. Y o lo llenamos nosotros, los defensores del orden católico, o lo llenará una tiranía nunca vista.
Lean esta voz profética si quieren saber en qué pensamos algunos cuando gritamos ¡Viva Cristo Rey”:
“LUCHEMOS POR UN ORDEN CATÓLICO
… No debemos la menor fidelidad al Orden secularista y Liberal Occidental. Destruyó el Orden Católico y lo hizo asesinando a nuestros antepasados en una nación tras otra en Europa y Sud América. Dejemos que la democracia secular se cueza en su propia salsa, como se está cociendo hoy. Mientras tanto, mantengamos nuestra pólvora seca hasta que Dios mediante el momento oportuno emerja en el horizonte de la historia y nos exija actuar en nombre de Cristo Rey. No perdamos el tiempo y energías apuntalando el Estado moderno. Hagamos más bien, lo posible para que se desmorone. (Uso el término “Estado” aquí como definido anteriormente en contraposición con el de “Gobierno”). Evitemos también, en pensamiento y palabra, cualquier sugerencia que haga pensar que defendemos el Orden del siglo XIX en el aspecto político y económico: en ambas dimensiones fueron enemigos de la Iglesia y por tanto son nuestros enemigos. Somos enemigos de toda clase de Liberalismo, económico o político.
Aunque este trabajo no se ha dirigido formalmente a la crisis dentro de la cual la Iglesia se halla hoy día, podemos afirmar con seguridad que la Iglesia emergerá de este terrible momento histórico, libre de los débiles y con las grasas quemadas. Es posible que esto no suceda en vida de los que están leyendo estas palabras, pero sucederá ciertamente dentro de los próximos cien años. Mientras tanto seamos rebeldes a la Ciudad Secular, y así gocemos de la dulzura de la rebelión legitima. Seamos los últimos defensores en nuestro saludo a solo un Soberano, nuestro Señor; Cristo Rey. Ignoremos, por tanto, luchemos, esquivemos, socavemos, cualquier Autoridad que suplante o ignore la Suya. En términos existenciales esto significa que nosotros debemos adherirnos a la Autoridad de Roma, que es la de Cristo, contra clérigos y prelados si fuese necesario.
Edifiquemos, pues, un Poder para la Autoridad de Pedro capaz de actuar en cualquier dimensión de la vida y aun de morir mártires, si fuera necesario. Esto nos arrojará de la sociedad refinada a una selva donde no estaremos fortificados ni por instituciones ni por el peso de prejuicios con los cuales toda sociedad se mantiene en existencia. Estamos perdiendo nuestras universidades hoy día Wester, Notre Dame, St. Louis, San Francisco. Déjenlas ir. No podemos desenfundar nuestras espadas contra un mar de algodón de azúcar. Estamos perdiendo nuestros clérigos a miles. Déjenlos ir. Que Dios tenga piedad de sus almas, pero no queremos que “administren” las nuestras. Nuestra liturgia está en ruinas. Nosotros nos adherimos a la Cosa Esencial: la Presencia Real en el Altar, Cristo Rey, Señor Eucarístico. Y al volver así nuestras espaldas a la respetabilidad, seremos temidos cuando acechemos en la selva esperando nuestra oportunidad en el tiempo, temidos como lo son los Guardias Rojos en China. Y Pedro, al principio temeroso de nosotros, vendrá con el tiempo a llamarnos, sus propios soldados, el Poder de su Autoridad, la Espada de Dios. Entonces llenaremos el vacío, barreremos los escombros y así crearemos un nuevo Orden Católico sobre este Caos. (Esto será fácil de hacer porque nuestro enemigo no tiene arrestos). Y si ello no ocurriese, y no fuéramos temidos, si dudamos por el respeto humano, si encubrimos nuestra cobardía bajo la rúbrica de una falsa prudencia, si esperamos la llegada de un nuevo Atanasio en lugar de formarnos en su espíritu, entonces habremos dejado escapar esta nuestra última oportunidad en la historia. Me aterroriza pensar qué barbarie caería entonces sobre el mundo. ”
¿Demasiado optimista? No lo creo. La Historia es de aquellos que saben qué es lo que hay que hacer. Y en última instancia, de Aquél que lo sabe todo, y lo hace todo.
2 comentarios en “Cristo Rey: la estrategia”
Eladio José Armesto
Tuve el gran privilegio de estudiar en El Escorial bajo el teólogo tomista y erudito profesor Frederick Wilhelmsen. Hace anos me leí su pequeña obra “La soberanía de Cristo… o el caos”. El titulo lo resume todo. No hay mas nada que decir. Para los católicos, es, ciertamente, nuestro “plan estratégico”. Pobre del que no lo entienda.
Sí, la democracia, como nos la venden hoy, es más una ilusión, si no una estafa. Pero el sistema actual tiene margen de mejora si solo los ciudadanos cristianos nos preocupáramos por mejorarlo. Tenemos algo nuestro favor y es que los políticos son igual de cobardes con los anticristianos como con los cristianos, cuando nos molestamos en organizarnos, prepararnos y movilizarnos.
Recuerde: Al fin y al cabo, la democracia actual le pertenece y funciona solamente para quienes se presentan en la plaza pública y exigen que se escuche su voz y se cuente su voto. No. ¡No hay sustituto para la acción ciudadana! Sí, cosechamos lo que sembramos, ya sea en el hogar, en el trabajo, en la parroquia o en la política. Sí. Si no cultivamos nuestras virtudes terminaremos oprimidos por nuestros vicios. Y ¡no! ¡No existe nada gratis en este mundo! Todo lo bueno exige y requiere lucha, sacrificio y constancia.
Siempre que se eliminen los partidos políticos, los gastos de campañas políticas sean limitados, los órganos de propaganda sean despojado de su licencia para difamar y desinformar al público votante y se restablezca la Santa Inquisición para marginar a los herejes e impostores, las elecciones democráticas pueden ser un medio para lograr el fin: la soberanía de Cristo.
Aun así, no debemos ignorar que mientras los miembros de la secta modernistas tenga ocupadas las sedes episcopales y hasta el propio Vaticano, nos será prácticamente imposible instaurar un orden social cristiano. Hay que sacar al enemigo de adentro de la Iglesia primero antes de poder restaurar la sociedad civil.
¿Es de hombre honrado achacarle al enemigo la indolencia, la incompetencia o la incapacidad suya? ¿Es de hombre honrado esperar que otro (ya sea un monarca o un político) haga su trabajo por él? ¿No es de hombre prudente e inteligente encender una vela en vez de maldecir la oscuridad? ¿Hasta cuando vamos a estar lamentando y llorando porque el enemigo nos madrugó y derrotó? ¿Hasta cuando?
Como bien escribe nuestro hermano Javier Garisoain: “La Historia es de aquellos que saben qué es lo que hay que hacer. Y en última instancia, de Aquél que lo sabe todo, y lo hace todo.” De mi parte, desde el doloroso Exilio en Miami, Florida del esclavizado pueblo cubano, quedo a sus ordenes.
Dr. Eladio José Armesto – patrianews@aol.com
Douglas Patrick Valenzuela
Lo que los Liberales de todos los especies confirmados en los Estados Unidos de América [incluso la falsa derecha hoy en día entre los Católicos personificados por los Americanistas de Opus Dei] ignoran es que la Iglesia Católica en el siglo XVIII había condenado los escritos del Barón de Montesquieu y les había dicho a los católicos en 1751 que no los leyeran ni los cumplieran ni los implementaran. En el momento en que los Revolucionarios coloniales conspiraban dentro de sus Logias en las 13 colonias americanas originales y se rebelaron contra el Rey de Inglaterra en 1776, los escritos de Montesquieu estarían justo detrás de la Biblia en cuanto a popularidad de lectura entre los colonos que ignoraron y / o discriminaron a la Iglesia Católica. Montesquieu era masón y, como Voltaire, Rousseau y Diderot, era un devoto defensor de la separación de Iglesia y Estado. En lo que todos estos supuestos filósofos políticos estaban de acuerdo era en que Dios no tiene derechos soberanos … para ellos los únicos soberanos son los hombres. Los fundadores estadounidenses erigieron su República Constitucional basada en el paradigma de Montesquieu condenado por la Iglesia Católica.
https://en.wikipedia.org/wiki/Montesquieu
Montesquieu nunca había dirigido el gobierno de algo más grande que la cría de animales en su granero y su fórmula para las tres ramas del gobierno solo duplicaba los peores excesos de la herejía galicana y los graves errores de Jean Bodin (consejero de Francisco I, rey de Francia y enemigo declarado de la cristiandad). Las cavilaciones de Montesquieu encapricharon a los fundadores estadounidenses; en realidad, Montesquieu no estaba calificado para asesorar a nadie fuera de los límites de su propiedad.
https://www.factinate.com/people/41-raunchy-facts-about-king-francis-i-father-of-the-french-renaissance/
El rey Francisco I de Francia compitió con el rey inglés Enrique VIII por corromperse a sí mismo y a su país …
El filósofo político Jean Bodin (Juan Bodino en español) defendió la supremacía del rey más allá de
la Iglesia Católica….
Lo que Thomas Jefferson y James Madison y sus asociados calcularon mal en el paradigma de las tres ramas del gobierno tomado de Montesquieu fue que nueve hombres vestidos de negro en la Corte Suprema podían usurpar la sabiduría de Dios y dictar el bien y el mal moral a la luz de sus reflexiones sobre la intención y significado de la Constitución de los Fundadores. Esta idea de Montesquieu perpetuada por los Fundadores y La Sociedad Federalista del Opus Dei fue desde el principio y sigue siendo una idea perversa y una receta para el suicidio de la República.
Lo que los Estados Unidos de América necesitaban en su fundación y necesitan urgentemente ahora es una Commonwealth cristiana que reconozca los derechos soberanos de Dios y que reconozca que los hombres tienen derechos limitados que se derivan de Dios y que están mejor protegidos por el cumplimiento de los deberes y obligaciones de los hombres. El Dr. Federico Wilhelmsen entendía y promovía estas verdades.
Debido a la continua y avanzada infiltración del Opus Dei, cuyo romance con el laicismo y el americanismo se evidencia en su control de La Sociedad Federalista que nomina jueces y magistrados para el poder judicial y la Corte Suprema de Estados Unidos, estos jueces abogados están igualmente enamorados del fallido liberal original. La experiencia como los fundadores espiritualmente ciegos de la República, el error judicial en los Estados Unidos y la usurpación de los derechos soberanos de Dios se perpetúan. Por estas razones, la integridad de las elecciones presidenciales de 2020 no preocupa a siete de los nueve jueces de la Corte Suprema. A pesar de las garantías de la Sociedad Federalista del Opus Dei, si los últimos tres jueces que el presidente Trump ha designado y el Senado ha aprobado son “originalistas” o no, no ha hecho ninguna diferencia: los 3 jueces nominados por Trump le han dado la espalda a la demanda de Texas para proteger la integridad de las elecciones presidenciales de 2020.
Esta misma locura política es evidente en la toma del poder por el Opus Dei de los Caballeros de Colón y su redefinición perversa de la agenda de La Marcha por la Vida – – ya no es el propósito salvar a los bebés nonatos …. El perverso propósito de Opus Dei impuesto por medio de los Caballeros de Colón es un engaño luciferino que aboga por limitar la despenalización de matar al nonato al primer trimestre – los primeros tres meses de embarazo cuando más se abortan los bebés nonatos – y por lo tanto aprobar legalmente el aborto de +/- 910,000 bebés cada año en lugar de 1.000.000 !!! Esta escandalosa y deliberada distorsión de la moral Católica es luciferina y solo sirve para promover, al igual que los jueces de la Corte Suprema y los demás miembros del poder judicial infiltrados por la Sociedad Federalista, el gran reinicio talmúdico del Opus Dei.
La evidencia de locura es realizar las mismas acciones incorrectas una y otra vez, aunque es obvio que son perversamente, moralmente incorrectas. Una protección prolongada y obstinada de las usurpaciones blasfemas de los Derechos de Dios ahora acumuladas por la Corte Suprema obvia por completo cualquier apariencia de legitimidad. Lo mismo ocurre con los Caballeros Supremos de los Caballeros de Colón y su infiltración y subversión de la antigua Marcha por la Vida.
Claramente, la rama del gobierno de la Corte Suprema ha fracasado catastróficamente y necesita ser abolida. Desde el principio, el jefe de la Res Pública necesitaba ser reconocido como el principal legislador y el primer oficial encargado de hacer cumplir la ley conforme con la Voluntad Divina de Cristo Rey.
La legitimidad del presidente depende de su reverencia por los Diez Mandamientos, por la Ley Natural, por la Moralidad Tradicional tal como la define el Magisterio Perenne de la Iglesia Católica y su castigo severo a los malhechores que usurpan los Derechos Soberanos de Dios. La vocación principal del jefe nacional es ser el Lugarteniente de Dios que promueve y salvaguarda el Reino Social de Cristo Rey. El Dr. Federico Wilhelmsen estaba totalmente de acuerdo….
La membresía en el Opus Dei o la cooperación con su agenda talmúdica debe ser motivo de inhabilitación automática de cualquier participación de cualquier tipo en la arena pública. Por ejemplo, el Presidente Trump debia decirle: “Fiscal General Barr, usted está acabado, tiene que irse, sus servicios ya no son necesarios”. Y así lo hizo….
ALIANZA DE SAN ANDRÉS POR LA DEFENSA DE LA VIDA HUMANA INOCENTE
Douglas Valenzuela, Delegado