Alfredo Grimaldos, en 2006, se atrevió con un libro que intentaba desvelar la presencia de la Cía en la política española, se titulaba: La CIA en España. En él escribía esta inquietante reflexión: “Los servicios secretos norteamericanos y la socialdemocracia alemana se turnan celosamente en la dirección de la Transición española, con dos objetivos: impedir una revolución tras la muerte de Franco y aniquilar a la izquierda comunista. Este fino trabajo de construir un partido «de izquierdas», para impedir precisamente que la izquierda se haga con el poder en España, es obra de la CIA, en colaboración con la Internacional Socialista. El primer diseño de esta larga operación se remonta hasta la década de los sesenta, cuando el régimen empezaba ya a ceder, inevitablemente, bajo la presión de las luchas obreras y las reivindicaciones populares. El crecimiento espectacular del PCE y la desaparición de los sindicatos y partidos anteriores a la Guerra Civil, especialmente UGT y el PSOE, hacen temer una supremacía comunista en la salida del franquismo. Los cerebros de la Transición comienzan a marcarse objetivos muy concretos”. Cómo síntesis refleja con bastante exactitud la realidad de la transición democrática. Historiadores, sociólogos y politicólogos deberían explicar cómo es posible que de la nada, aparecieran dos partidos hegemónicos: la UCD y el PSOE.
Los servicios secretos norteamericanos y la socialdemocracia alemana se turnan celosamente en la dirección de la Transición española, con dos objetivos: impedir una revolución tras la muerte de Franco y aniquilar a la izquierda comunista.
Creando el bipartidismo: partidos de cartón piedra y financiación manchada con sangre
Congreso de Suresnes
La lógica nos diría que primero tendríamos que hablar de la UCD, pero en esta historia sólo hay lógicas ocultas, por tanto debemos empezar a hablar del Partido Socialista.; ya que el que había ser Jefe de Estado de España, primero conoció a socialistas que a “centristas” (término que hasta la llegada de la UCD nadie conocía en España). Entre 1975 y principios de 1976, los embajadores de la República Federal Alemana y de Estados Unidos no paraban de visitar a Torcuato Fernández Miranda. La preocupación por lo que pasaría en España era más que evidente. Un año antes, en julio de 1974 había tenido lugar el famoso “Congreso” de Suresnes, en el sur de Francia. Con toda la financiación de fundaciones alemanas ligadas a la socialdemocracia, se dio un golpe de Estado al viejo PSOE de la Guerra Civil y se encumbraba a un joven Felipe González como líder del socialismo español.
Con toda la financiación de fundaciones alemanas ligadas a la socialdemocracia, se dio un golpe de Estado al viejo PSOE de la Guerra Civil y se encumbraba a un joven Felipe González como líder del socialismo español.
Mejor era tapar esta cuestión que investigar de donde origen sangriento del dinero de los Flick. El fundador de la saga, el Padre de Friedrich Karl inició su fortuna gracias al ascenso al poder de los nazis en 1933, siendo el segundo emporio siderúrgico del III Reich (con 48.000 trabajadores forzosos durante la Segunda Guerra Mundial). Tras la derrota se negó a pagar indemnizaciones de Guerra. Respecto a las ramificaciones del escándalo en España, la revista alemana Der Spiegel publicaba en 1990 que las primeras entregas de Flick al PSOE procedían de los fondos reservados de los servicios secretos alemanes creados durante el gobierno socialdemócrata-liberal de Helmut Schmidt (1974-1982) y con el consentimiento de todos los partidos parlamentarios.
la revista alemana Der Spiegel publicaba en 1990 que las primeras entregas de Flick al PSOE procedían de los fondos reservados de los servicios secretos alemanes creados durante el gobierno socialdemócrata-liberal de Helmut Schmidt (1974-1982)
Antonio Muñoz Sánchez, autor de El amigo alemán, en su obra relata con todo lujo de detalles la connivencia de las grandes multinacionales alemanas y los gobiernos socialdemócratas para orquestar esta trama que permitió el surgimiento de un partido democrático. Así el PSOE pudo vivir en 1976 una expansión territorial sin prcedentes. La fundación Ebert financió y asesoró al Instituto de Técnicas Electorales, una sociedad anónima dirigida por Alfonso Guerra, organizó sus actos públicos y la primera campaña electoral. Al menos hasta la legalización del partido en febrero de 1977, aportó buena parte de los fondos que sostuvieron la infraestructura del PSOE, desde los alquileres de las 52 sedes provinciales, hasta el pago de los 104 salarios de su personal. En total, unos cinco millones de pesetas mensuales. El dinero alemán empezó a discurrir por la Fundación Pablo Iglesias, la Fundación Largo Caballero, y el Centro de Estudios de la Administración, gracias a lo cual se organizaron cursos donde miles de responsables nacionales, regionales y locales del PSOE y de la UGT aprendieron técnicas de organización, propaganda, retórica, finanzas, en más de 3.000 cursos organizados.
La fundación Ebert financió y asesoró al Instituto de Técnicas Electorales, una sociedad anónima dirigida por Alfonso Guerra, organizó sus actos públicos y la primera campaña electoral.
Artículo original: https://barraycoa.com/2018/06/30/de-como-la-cia-y-otros-lobbies-orquestaron-la-partitocracia-en-la-transicion-1-el-psoe-moderno/