Por Carlos Ibáñez
Recientemente y con la diferencia de una semana, hemos presenciado la aparición en La TV del Toro, de dos políticos de VOX.
Ambos han puesto especial énfasis en la persecución que sufre su formación por parte de los medios de comunicación controlados por el sistema. Persecución que se traduce en agresiones físicas que llegan a ser disculpadas por unos políticos y silenciadas por la mayor parte de los demás. Incluidos los que se dicen de derechas o centro.
Uno de ellos sostenía con todo entusiasmo que, en su formación política están dispuestos hasta a dar la vida por defender los derechos de todos los españoles. Y ahí es dónde vemos algo que no nos cuadra.
Según nos han venido predicando los santones de la democracia, el suyo es un sistema en el que todos pueden exponer sus ideas. Las discrepancias se solventan amigablemente en parlamentos de los que queda excluida toda violencia verbal. Las agresiones físicas son inconcebibles.
Lo que nuestros padres y abuelos vivieron en los sistemas democráticos que les tocó padecer, y lo que estamos viviendo en este que soportamos, desmienten totalmente tan idílica visión. Por eso nos parece absurda la afirmación de que están dispuestos a dar la vida en defensa de los derechos y libertades de los demás. Es más, nos parece una fórmula retórica más de las que nos tienen acostumbrados los políticos del sistema.
Porque esa manera de defender las libertades de todos, mediante la inserción en el sistema actual, lleva implícito la defensa del sistema. Precisamente del mismo sistema que ha hecho posibles las agresiones físicas que están padeciendo y los crímenes terroristas, cuyos autores hoy son tratados como héroes.
Y eso de ofrecer la vida por algo que te pone en peligro de perderla, encierra una gran contradicción.
Lamentamos que VOX se vaya contaminando de los mismos defectos que los partidos que hoy le rechazan. Y es que la verdadera defensa de las libertades y derechos de los españoles, exige la sustitución del régimen que padecemos por otro que se inspire en la Tradición de España.
Insertándonos en el sistema actual, como un partido más, no serviremos más que para mantener aquello que decimos combatir.