Educación, centralismo y autonomías
En su campaña electoral VOX ha insistido en la necesidad de que el Gobierno central asuma determinadas competencias, hoy cedidas a las autonomías. Concretamente se ha referido a la Educación, centrándose en el hecho de que, con tal competencia, la Generalidad catalana ha dado un importante crecimiento al separatismo.
Pero estos días ha ocurrido algo que nos permite ahondar en el problema. La ministra, en funciones, de Educación ha negado que la elección de sistema de educación y de centro educativo sea un derecho de los padres. Inmediatamente la presidenta de la autonomía madrileña ha replicado que en su comunidad se respetarán los derechos de los padres a elegir centro educativo y sistema de educación.
La presidenta de la Comunidad de Madrid está defendiendo lo que es justo. En esa comunidad VOX ha apoyado al PP para evitar que gobierne el PSOE. Y suponemos que VOX estará de acuerdo en la postura de la presidenta.
Y aquí incurre VOX en inconsecuencia: en Cataluña pide que las competencias de educación vuelvan al Gobierno central y en la Comunidad de Madrid defiende el ejercicio de dichas competencias por el gobierno autonómico.
Y es que la Educación no debe ser competencia del Estado. Ni del gobierno central ni de las autonomías.
Desde el Carlismo hemos defendido siempre la libertad de enseñanza. El Estado no tiene por qué enseñar. Corresponde enseñar al que sabe. Y el saber no es propiedad del Estado.
Por eso nosotros pedimos que sea una realidad la autonomía de los centros de enseñanza y universidades en la creación de planes de estudio y establecimiento de titulaciones. El monopolio de la enseñanza, ejercido por el Estado desde el siglo XIX, ha sido uno de los males que el liberalismo ha hecho padecer a España.
Esperamos que en VOX recapaciten sobre la inconsecuencia que se ven obligados a poner en práctica y lleguen como conclusión a la postura que defendemos. He procurado evitar escribir “nuestra postura” y he puesto “la postura que defendemos”, porque esa postura no es nuestra. Es la que marca el sentido común dada la realidad de las cosas.
Los carlistas no somos ideólogos que inventan un sistema. Defendemos lo que la vida exige. Y en nuestro caso es que enseñe el que sabe. Al Estado le corresponde actuar en plan subsidiario. Fomentar la enseñanza allá donde la sociedad no llega. Vigilar que lo que los centros hacen es enseñar y no otra cosa. Así se evitaría lo que ya ha ocurrido en Cataluña y lo que proyecta el PSOE.
Y termino trayendo a colación algo que ya leí, hace más de medio siglo, en un periódico francés contrarrevolucionario. Recordaba la frase de un político socialista, a saber: “que los católicos sigan teniendo hijos, mientras nosotros manejemos la educación”. Ese es el plan de la ministra en funciones socialista.