Seguir el blog (Follow.it)El funcionario amenazado por defender el Belén en el Parlamento andaluz analiza motivos del odio a la fe
(Una entrevista de Javier Navascués).-
El pasado mes un trabajador del Parlamento andaluz fue amenazado por un compañero por defender el Belén. Nos hemos puesto en contacto con él para reflexionar sobre la nueva ola de anticlericalismo que ha resucitado el inicuo gobierno de Pedro Sánchez.
¿Podría recordar cómo sucedieron los hechos?
En el Parlamento de Andalucía, por primera vez en 40 años, se instala un Belén público con el visto bueno favorable del Presidente del Parlamento, don Jesús Aguirre Muñoz.
Unos compañeros en horario laboral, se quejaron por ello, yo dije que “Cristo siempre ganaba”, y eso llevó a una discusión, donde un compañero José Miguel Fernández Zorrilla –ex concejal del Partido Andalucista, quien tuvo problemas con su propio partido- me acabó diciendo: “A ver si acabáis como en Paracuellos” en el contexto de la instalación del Belén.
El Parlamento entendió esto como una conversación de barra de bar y como un hecho a frivolizar.
¿A qué atribuye ese odio para que le amenazasen con repetir lo del 36?
Esa frase no fue la única consigna guerracivilista que me soltaron. 24 horas después de la primera noticia publicada sobre las amenazas, en un grupo de whatsapp de trabajo donde nunca se había hablado de Política, un compañero, líder de Comisiones Obreras del Parlamento de Andalucía y Presidente del Consejo de Personal de la misma institución, pronunció las palabras: “No pasarán”. En ese grupo de whatsapp, había una superior jerárquica que no llamó la atención a quien pronunció dichas palabras.
Todos estos odios guerracivilistas, veo su origen en estas leyes de desmemoria histórica ya empezadas con Zapatero, que buscan confrontar y dividir a los españoles, deshumanizando a los católicos, y a aquellos que no comulgan con las nuevas y falsas religiones del globalismo. También es cierto que en el edificio del Parlamento de Andalucía, se rinde culto a Blas Infante, un masón e islamófilo, a quien consideran “padre de la Patria Andaluza”.
A día de hoy se habla de mil naciones, menos la de España. El odio a España no es odio exclusivamente a un trozo de tierra, es odio a una historia milenaria católica que ha evangelizado medio mundo. Por eso, los hispanófobos sienten tanta simpatía con el Islam, pero odian el cristianismo. Ya lo avisó Nuestro Señor Jesucristo: “El mundo os aborrecerá, como me aborreció a mí primero”.
¿Cómo el gobierno de Sánchez ha despertado el anticlericalismo?
Cuando tenemos mil problemas creados por los propios socialistas, como la subida de impuestos, la islamización de España, la deuda pública, el invierno demográfico, la ruptura de la familia natural, acuerdos con los golpistas y etarras, okupas… hablamos de un gobierno que solo crea problemas, y necesitan un comodín para entretener al pueblo. Su comodín es el odio a Franco. No odian a Franco como persona, odian lo que el franquismo representó para España: clase media, familias unidas, industria, vivienda, pantanos, Ejército, una sociedad católica…
Y si nos damos cuenta, son los mismos socialistas los que han destruido la clase media, los que nos han endeudado, los que llaman matrimonio a cualquier cosa, los que se han cargado las centrales nucleares, los que no construyen viviendas y vacían pantanos, y los que contribuyen a una sociedad cada día más apóstata con la normalización de prácticas del asesinato, como el aborto y la eutanasia.
Ofrecen abortos a los españoles, pero llaman a un efecto llamada musulmán en los que sí tienen hijos. Nos están invadiendo de forma silenciosa con el consentimiento del pueblo.
¿Por qué considera insuficientes las disculpas de su compañero?
El ex concejal y compañero funcionario lamentó las consecuencias de los actos, pero siguió viendo su comentario como algo sin trascendencia. Habrá que preguntarle si considera a los católicos personas, porque estoy seguro que si a unos judíos les dijeran: “Pues a ver si acabáis como en Auschwitz”, que con razón lo consideraría una barbaridad.
A día de hoy se habla también de muchos genocidios, pero no se habla del genocidio que vivimos los católicos. Paracuellos es un episodio de la historia del genocidio a los católicos, y al año millones de católicos son exterminados en África y Asia, ¿vemos a la Primera, a Antena 3, a Telecinco o a la Sexta hablar de ello? Estamos ante una sociedad totalmente infantilizada y narcotizada, que vive del entretenimiento y no se preocupa de descubrir la Verdad. Mientras no se acepte la Verdad, no habrá “disculpas”, habrá respetos mundanos.
Si bien usted respeta a las personas, ¿por qué no puede respetar actitudes que denigren su fe católica?
Se ha olvidado lo que significa ser católico. Debemos ser misericordiosos con los pecadores arrepentidos siempre, más no se puede ser misericordioso con aquellos que de manera obstinada e impenitente buscan denigrar a Nuestro Señor Jesucristo, quien murió en la Cruz. El Señor busca la salvación de todos, pero si uno se cierra al amor y la gracia de Dios, no puede salvarse.
La Tradición de la Iglesia afirma que debemos amar a los enemigos personales, desearles la conversión, aun cuando nos persigan. Pero también dice San Juan Crisóstomo, que aquellos que blasfemen públicamente, deben ser corregidos con dureza.
Si no les gusta el cristianismo, que no vayan a misa, pero tratan a Cristo igual que aquellos que le mataron en la Cruz por ser incapaces de reconocer sus propios pecados. Odian a Cristo y nos meten ideologías para olvidar a Cristo: Black Lives Matter, desmemoria histórica, ideología de género, la Leyenda Negra contra España –profundamente anticatólica- etc.
¿Cree que este odio a la fe, proliferación de blasfemias va a ir en aumento?
Si se olvida que la libertad es buscar la Verdad y hacer el bien, por supuesto que el odio y la blasfemia irá en aumento. Si la libertad es entendida como que el bien y el mal están al mismo nivel, se renuncia a la única religión verdadera, a la católica, y se hace de la mentira un modo de vida, donde todo vale. Algunos llaman a eso “relativismo”, pero tiene un nombre profundamente peor, apostasía.
Si España no recupera a Cristo, nadie reconocerá a la heroica y Santa España que evangelizó medio mundo.