El patriotismo como virtud cristiana.
El Patriotismo es una virtud cristiana que se fundamente en la Caritas y en la Pietas, en el mandamiento ‘’honrarás a tu padre y a tu madre’’, ‘’amarás al prójimo como a ti mismo’’.
San Agustín lo resumía perfectamente: ”Ama a tu prójimo; más que a tu prójimo, a tus padres; más que a tus padres, a tu Patria; y solamente más que a tu Patria, ama a Dios”
Por ello entendemos la Patria como un amor semejante al que tenemos hacia nuestros padres y de la misma forma que a ellos les debemos gran parte de lo que somos, también a la Patria le debemos gran parte de nuestra configuración. Por otro lado la Patria no se elige, es un don y se nos es dada y como don de Dios hay que amarla, respetarla, honrarla y defenderla.
Al comprender la Patria como una virtud cristiana se convierte en un amor gemelo de la religión, pues ambas tienen la finalidad de alabar a Dios.
Cuando hablamos de amor ¿Qué tipos de amores hay hacia la Patria?
-Amor Afectivo: Es el sentimiento natural de amar el lugar donde se nace, pues la Patria es una familia de familias.
-Amor Efectivo: Es la acción de amor hacia ella, la defensa, la reflexión, la virtud de la justicia y el deber con ella y con Dios.
-Amor Critico: El patriotismo debe ser crítico, admitir los errores cometidos y oponerse a todo aquello que nos lleve al
vicio y al pecado común.
-Amor Dolorido: Hay quienes se duelen por el mal ir de la Patria, se desentienden y caen en el pesimismo o directamente reniegan de ella. Nuestro deber es limpiar la Patria de aquellas cosas que la perviertan sin dar espacio al desánimo.
Pero el patriotismo debe de ser ordenado, sino corremos el riesgo de caer en los ‘’vicios de la Patria’’:
-Nacionalismo comprendido como ‘’Patrioterismo’’: La idolatría de la nación, es la peor perversión porque deja de lado su contexto sobrenatural para situarla como un fin concreto, ajena a la religión y a cualquier ley moral.
-Desarraigo: Consiste en amar a todas las tierras por igual hasta tal punto que se termina detestando el propio resultado de una comparación obsesiva y viciosa. Es el principio del nuevo orden mundial.
¿Y qué pasa cuando la Patria o los cimientos de ella peligran?
Que el patriotismo se convierte en reacción. La reacción natural de un pueblo hacia el elemento que pretende acabar con su esencia espiritual, tradicional o territorial.
Padre Leonardo Castellani resumía perfectamente toda esta doctrina en una hermosa poesía:
“Amar la patria es el amor primero
y es el postrero amor después de Dios;
y si es crucificado y verdadero,
ya son un solo amor, ya no son dos.
Amar la patria hasta jugarse entero,
del puro patrio Bien Común en pos,
y afrontar marejada y viento fiero
eso se inscribe al crédito de Dios.
Dios el que no se ve, Dios insondable;
de todo lo que es Bien, oscuro abismo,
sólo visible por oscura Fe.
No puede amar, por mucho que d’Él hable
del fondo de su, gélido egoísmo,
quien no es capaz de amar ni lo que ve”.
Como última reflexión recordaré la carta que el teniente Roberto Estévez (que Dios lo tenga en su gloria) escribió antes de partir para las Malvinas y morir heroicamente en combate.
“Querido papá: “Cuando recibas esta carta, yo estaré rindiendo cuentas de mis acciones a Dios Nuestro Señor. El, que sabe lo que hace, así lo ha dispuesto: que muera en el cumplimiento de mi misión. Pero, ¡fijate vos qué misión! ¿No es cierto? ¿Te acordás cuando era chico y hacía planes, diseñaba vehículos y armas, todos destinados a recuperar las islas Malvinas y restaurar en ellas Nuestra Soberanía? Dios, que es un Padre generoso, ha querido que éste, su hijo, totalmente carente de méritos, viva esta experiencia única y deje su vida en ofrenda a nuestra Patria.
“Lo único que a todos quiero pedirles es: que restauren una sincera unidad en la familia bajo la Cruz de Cristo. Que me recuerden con alegría y no que mi evocación sea la apertura a la tristeza. Y, muy importante, que recen por mí.
“Papá, hay cosas que en un día cualquiera no se dicen entre hombres, pero que hoy debo decírtelas: gracias por tenerte como modelo de bien nacido, gracias por creer en el honor, gracias por tener tu apellido, gracias por ser católico, argentino e hijo de sangre española, gracias por ser soldado, gracias a Dios por ser como soy, y que es el fruto de ese hogar donde vos sos el pilar.
“Hasta el reencuentro, si Dios lo permite. Un fuerte abrazo. Dios y Patria o Muerte. Roberto.”
(Resumen de la charla formativa de Jesús Paniello sobre el Patriotismo)