26 de septiembre de 2017 1 hispanidad

El peor insulto: ¡carlista!

Cuando los progres se ponen nerviosos llega un momento en que ya no saben cómo insultarse unos a otros. Lo de facha, que es un insulto de andar por casa, se les queda corto. Y es entonces cuando pasan a utilizar términos más gruesos: cavernícola, reaccionario, retrógrado… o carlista.

Esto ha escrito hoy Fernando Savater en El Mundo: “El nacionalismo catalán y vasco es el retorno del carlismo, que ha sido el gran mal de la historia moderna. Lo que ha impedido que España tuviera una democracia liberal avanzada ha sido la presencia clerical, detestable, separatista de los carlistas“.

Algún bienintencionado podría pensar que es que Savater no sabe qué es realmente el Carlismo, que no conoce la historia de esos auténticos españoles no precisamente clericales, pues siempre actuaron bajo su responsabilidad de laicos; y no precisamente separatistas, pues fueron ellos los primeros servidores de la unidad hispana mediante la foralidad regional.

Pero no. Savater y compañía saben perfectamente que el Carlismo es la verdadera España resistiéndose a morir. Saben que esa idílica “democracia liberal avanzada” es igual de antiespañola que las taifas con las que sueña Puigdemont. A pesar de ello, lo mismo que hacía Nerón culpando del incendio de Roma a los cristianos, los masones constitucionalistas nos acusan ahora a nosotros, a los pobres carlistas, de ser inspiradores de los ridículos episodios cantonalistas que se han originado por la difusión de sus propios mitos revolucionarios. Es una acusación absurda. Pero es que para ellos, que son anticatólicos y antiespañoles, “carlista” es la quintaesencia de todas sus fobias. No merece la pena debatir nada más con Savater y compañía. No estamos en un debate de filosofía política sino ante el exabrupto rabioso y visceral de un viejo ideólogo afrancesado que sufre al ver cómo se viene abajo, con estrépito, su querida “democracia liberal avanzada”.