Icono del sitio Ahora Información

Gestión de la diversidad

Ultimamente hay algunas noticias interesantes sobre la policía municipal de Madrid. Siempre fue un cuerpo extraordinario y apasionante. Recuerdo sus escuadrones a caballo y los cascos de sus jinetes. Acababan en una punta que miraba hacia el cielo. Se parecía al llamado Pickelhaube al parecer muy utilizado por las tropas alemanas en la primera gran guerra. También había otros que se parecían a un plumero, más semejantes al que, hoy día, utilizan algunas unidades italianas. Un primer tema era el de una unidad antidisturbio que al parecer se disolvió y desconozco si alguna vez llegó a actuar. Otro tema el de un pequeño gasto, creo haber leído de un millón de euros, para dotarlos de nuevos uniformes de gala. Parece que ellos mismos rechazan esta idea. Y es que la deriva de este cuerpo, la percepción que tienen muchas  personas, no es el de el ornamento sino el de buscar un parecido a las policías metropolitanas norteamericanas, esas tan televisivas. Pero sí, es un gasto superfluo. Y lo último es una unidad especial que han creado llamada Gestión de la Diversidad. Más bien se refieren a defender mezquitas, sinagogas y a colectivos de diversa filiación sexual. Familiarmente le llaman delitos de odio. Claro, el odio es un sentimiento, una emoción. Las emociones nos dominan o son difíciles de dominar. Odiar algo o a alguien es triste, además de anticristiano.  Siempre me pareció triste no poder vestir mi uniforme militar por las calles de Madrid. No encontré a ningún policía municipal que me defendiera. Cuando he hablado de mis creencias cristianas, y se han reído de mi y en mi cara, tampoco encontré defensa alguna con su presencia. Desde hace poco tiempo  algunas  personas colocan las banderas de España en las fachadas de sus edificios. Pero hace tan solo unos meses eso suponía un riesgo de ser agredido “por facha”. Al parecer eso tampoco es diversidad. Cuando he mostrado publicamente mi postura antiabortista también he sufrido improperios. No encontré a ninguno que defendiera mi diversa opinión. Esos grupos que ellos llaman diversos no lo son tanto, sino más bien son lo habitual desde hace mucho tiempo. Siento decirlo, pero cuando veo, o trato con un policía municipal de Madrid no me siento protegido sino perseguido (igual es que soy un poco paranoico). No veo en ellos a esa policía amable a la que aspiran los pueblos.

 

 

Salir de la versión móvil