El “manifiesto de Barrón” (“El Babazorro”): la continua novedad de aquello “de siempre”
(Por José Fermín Garralda) –
También esta vez nos han traído algo nuevo, que no se sabe ni se dice en la actual antidemocracia. Porque la práctica es: controle Vd. los medios de comunicación y hable mucho de sí mismo como si sólo Vd. existiese. Pues bien, el boletín alavés del Círculo Tradicionalista Cultural “San Prudencio”, con cabecera “El Babazorro”, nos ha traído dos cosas nuevas en su número 194.
“El Babazorro” alavés continúa perseverante, y su entusiasmo y actividad no se quiebra por el cansancio de una aparente soledad. Este boletín nos pone al día de los sucesos más significativos de ámbito regional y nacional, y de los actos carlistas de su entorno.
A la editorial entusiasta le sigue el Manifiesto de Barrón, elaborado en el encuentro que Unidad Hispanista mantuvo hace unos días en la localidad de Barrón, en la Ribera Alta de Álava. Un lugar éste de recia tradición, donde puede contemplarse la casa-torre gótica de los Barrón y Mendoza. Allí, junto a la sierra de Arcamo, entre encinares y pinos, y en muchos otros lugares cercanos de Álava y Burgos, se configuró la identidad castellana.
“Los alaveses no son eúskaros. Son castellanos. Al menos el 95% de la población alavesa tiene al castellano como lengua materna, como lengua propia“, dice el punto nº 2 del Manifiesto de Barrón. Alineada Álava con la justicia, los fueros y las libertades, su gente se manifiesta “en contra de la eusquerización-aquitanización forzosa que conduce a la aculturación exógena de la población alavesa“. El nacionalismo separatista, ajeno a la realidad, creador de mitos, divisiones y conflictos, ha querido y quiere “tragarse” la comunidad foral de Álava, que nada tiene que ver con el Euzcadi inventado por los hermanos Luis y Sabino Arana Goiri.
En la presentación del Manifiesto de Barrón estuvieron presentes el doctor en Ciencias de la Educación y pedagogo, Ernesto Ladrón de Guevara (Unidad Hispanista), la filóloga, profesora y escritora Gloria Lago (Hablamos Español), y el doctor en Sociología y profesor universitario Javier Barraycoa (Somatemps, Catalitar és Hispanitat).
En la página 4 de “El Babazorro”, al Manifiesto le sigue un artículo que desmitifica el “Aberri Eguna”, calificándolo como “Farsa viejuna”, donde se pone a Luis Arana “en su sitio”. El autor es Pedro Chacó, y su colaboración se toma de “La Tribuna del País Vasco”.
Nuestro agradecimiento por las noticias al director de “El Babazorro”, convocante a los Actos de Isusquiza y colaborador infatigable de la celebración anual en Haro (La Rioja), don Ángel Armentia Salazar, español porque alavés, y hombre leal y adelantado que se arriesga por su querida España.
Sí, es necesario que se hable de cuál es la cuna del español, la cuna de lo más castizo, de esas apacibles y recias tierras de Álava y Burgos. Antes, la industria era signo del progreso y la admiración de todos. Hoy, en nuestra etapa postindustrial, los tiempos cambian y las cosas pueden volver a su origen por necesidad de supervivencia: la religión católica como única religión verdadera, el cultivo del espíritu en una verdadera cultura hecha en libertades, una tranquilidad de vida y el hablar mucho con el vecino, el cuidado espontáneo de loa más bellos paisajes y pueblos, el pan y queso y vino… son suficientes y nos llenan de armonía, la que falta a los jóvenes y menos jóvenes mequetrefes de hoy, a las manifestaciones de gritones y gritonas. Por eso don Ángel Armentia Salazar se propone seguir fuerte y valiente en “nuestras costumbres ciudadanas, católicas y españolas”.
En el ser carlista está la constancia -por algo cierto periódico amigo se llamó “La Constancia”-; el saber está en el orientarse hacia el Norte -por algo otro se llamó “El Pensamiento alavés”-; en el dejar hacer y ayudar a hacer a los demás todo lo bueno está el mutuo aprecio y la complementariedad -aquel otro diario se llamó “El Fuerista”-.