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La quiebra del sistema autonómico

El sistema autonómico ha quebrado. El primer paso se dió en Cataluña. El segundo en Castilla la Mancha, donde el delegado del gobierno pedía a gritos la aplicación del famoso artículo 155. Para más datos, esas autonomías son incapaces de cumplir los objetivos económicos marcados. Son una plétora de funcionarios y una oscura duplicidad de administraciones.

Nacieron para proteger la variedad de idiomas y dialectos que cubren nuestra patria( kiabke empeño que apoyo). Lo hicieron también para favorecer el medro de políticos que querían progresar, promocionar a base  del resto de ciudadanos.

Muerto el sistema hay que buscar otro alternativo. Hay que recordar que el sistema provincial caló hondamente en el pueblo, pero no fue más que un invento de los llamados “liberales” (que no lo eran en el exacto sentido de la palabra) de la época.

Nos quedan los municipios. Raro es aquel en el que se practica eso que se llama libertad de opinión y de decisión. Merecerían muchas reformas, pero no se puede cambiar todo al mismo tiempo.

Como primera medida es urgente un diálogo social sobre el papel de las autonomías y, tras una oportuna votación, eliminarlo.

Ningún partido será capaz de hacerlo, pues de ahí comen, beben y se sustentan.

El único grupo político (no lo insultemos llamándole partido) capaz de proponerlo es la CTC. Es una responsabilidad histórica. Lo más probable es que no sea aceptada, pues como es sabido los necios predominan sobre los cuerdos y el sentido común es “el menos común de los sentidos” pero pienso que debe quedar constancia histórica y responsabilidad histórica para los que no acepten esos cambios, por lo demás razonables.

Eliminadas las autonomías, los gastos estatales serán más pequeños, sobrarán parlamentos, cargos, policías autonómicas. En consecuencia los impuestos también serán menores y hasta podremos evitar una de esas dos cámaras o camarillas, llamadas Senado y Congreso de los Diputados. Sinceramente, eliminaría el  Congreso dejaría el Senado, con otras funciones y otra mecánica. Quede eso claro.

Y de allí vendrán otros cambios. Desde luego los Fueros serían el sistema ideal y el más español de todos. Si están vigentes en Navarra, no veo motivo para que no existan en otros lugares, siempre que no acabemos con lo de “barra libre, más cargos públicos y café para todos”.

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