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1 de diciembre de 2019 0

Las contradicciones del sistema: Una fecha inútil

Nos referimos al 25 de noviembre, dedicado a la lucha contra la violencia de género.

Si examinamos bien los actos denominados violencia de género veremos que están construidos sobre la transgresión de los Mandamientos de la Ley de Dios. Fundamentalmente, la del sexto mandamiento.

Ha sido este mandamiento el que más ruido ha dado a los cristianos. Por una parte, hay moralistas que afirman que los pecados de lujuria son los que menos nos alejan de Dios. Otros maestros espirituales dicen que son los que más almas envían al infierno. Ambas afirmaciones son compatibles. En principio son pecados de debilidad. No de soberbia. Pero mantenerse en ellos, sin luchar contra nuestras malas inclinaciones lleva aparejados otros muchos pecados más. Un examen de cada caso nos dirá que los pecados de lujuria llevan casi siempre anexos otros más graves.

La violencia de género es uno de ellos. Los relatos de cada caso, que nos facilitan la prensa y la televisión, confirman que todo comienza por la lujuria.

Con dura franqueza una dirigente socialista ha dicho a la prensa: “mientras haya puteros, habrá agresiones”. Y es verdad.

La educación para la sexualidad, promovida por las instancias oficiales, está dirigida a formar futuros puteros. Por eso nos parece ridículo que las instancias oficiales fomenten esas manifestaciones contra la violencia. Cuando, por otro lado, fomentan la existencia de lujuriosos, agresores en potencia. Y aprobamos la postura del concejal del VOX, en el ayuntamiento de Madrid, que tan vituperada está siendo por los medios de comunicación sumisos al poder.

Nuestra experiencia nos dice que el lujurioso es machista. Considera a la mujer como un objeto de placer. La desprecia.

Nos parecen ridículos y ajenos a la realidad esos carteles que se exhiben en las manifestaciones y repiten el lema: “no, es no”. Cuando los lujuriosos repiten: “aunque digan que no, es sí”. Y es que ese tipo de personas están convencidos de que, con su conducta, hacen un favor a las chicas.

Si lo que se pretende es la eliminación total de las agresiones sexuales, la batalla está perdida. La historia nos dice que la lujuria, la existido siempre. Más aún, ha coexistido con el Cristianismo. Los bastardos hijos de reyes muy cristianos lo demuestran. La predicación del sexto mandamiento de la ley de Dios no ha sido capaz de erradicarla. Pero, nos atrevemos a afirmar que, sin ella, la lujuria se habría extendido mucho más. Personalmente, nos hemos visto libres de ella. Y lo atribuimos a hemos hecho caso a esa predicación. A la Gracia de Dios, en una palabra. Pero ahora, esas instancias oficiales que dicen combatir la violencia de género, no hacen ningún caso, incluso detestan, todo lo que a nosotros nos ha mantenido ajenos a eso.

La violencia de género debe ser combatida, aunque sepamos que la victoria total es imposible. Pero debe ser combatida en su raíz, educando a nuestros jóvenes para la castidad. Cada uno en particular y la sociedad en general, ganarían mucho si evitamos que nuestros jóvenes caigan en la lujuria. Y disminuirían notablemente esos casos que nos impresionan por su atrocidad.

Por eso nos parecen ridículas esas manifestaciones contra la violencia de género. Un aspecto más de la ineficacia de la democracia actual, que aparenta ocuparse de los problemas y no los resuelve. Mucho ruido y……. ninguna nuez. Ni siquiera las cáscaras.

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