(Por Javier Garisoain) –
Es patético el lloriqueo de los peperos en el Parlamento Europeo. Su petición de socorro a la mafia eurocrática da vergüenza ajena porque:
Primero, es la confesión pública de que España está sometida a un sistema corrupto que no funciona, que permite el acceso al gobierno de inmorales y mentirosos compulsivos, que está coronado por un “rey” que no sirve para nada y que tiene unos tribunales que dependen de la mayoría absolutista que negocien los partidos.
Segundo, es la incoherencia máxima porque se pide ayuda para parar los manejos de Puigdemont a esa misma querida Europa que durante cinco años ha dado refugio al prófugo Puigdemont.
Tercero, da vergüenza ajena y resulta indignante porque pone el foco en la pérdida de soberanía de España por desmembramiento, cuando en ese mismo Parlamento se acaba de decidir la pérdida de soberanía por absorción. Los separatistas nos quieren divididos en tres o cuatro pedazos. Muy mal, ¿pero no se dan cuenta de que los europeístas nos quieren hechos papilla?