Por qué acercarme a mi Junta Regional carlista
(Por José Fermín Garralda)-
Conocer las novedades que ocurren en España, con cuchillos voladores y partidos-circo, es quedarse más pasmado que nunca. Los partidos políticos poderosos caen –el PP de ganar las elecciones pasa a ser irrelevante-, pero también caen las personas. Dagas florentinas. La degradación se acelera a pasos agigantados, y el corcho que detiene la agitación está para saltar.
Pues bien: y yo… ¿qué?
Les diré para qué y por qué debemos movernos, y el propósito de acercarnos cada cuál a su Junta Regional carlista. Luego pondré una actividad concreta.
El mal llegará hasta donde le dejemos (o Dios les deje pero a través nuestra). No es semipelagiano insistir en el trabajo, en huir de la vagancia, o en corregir el cristianismo del que se queda esperando de brazos cruzados la última llegada del Mesías.
Es comprensible sentirse empobrecido, desanimado y encerrado en la vida privada, pero esto es el resultado de que aquí no se mueve nadie. Cuando uno trabaja no se encierra en sí ni se desanima. La santidad en la vida ordinaria no puede hacernos olvidar que en ella hoy existe mucho de extraordinario, de fuera de lo normal. Por eso se impone hacer cosas algo extraordinarias y algo heroicas. Dedicarse a cosas buenas y nobles, sí, pero sobre todo si abarcan el perímetro que sumando entre todos se puede alcanzar.
También nos paralizan otros defectillos. Uno, es el “ya me lo sé” que cree saberlo todo, siendo así que quienes más saben suelen ser lo que más escuchan –salvo timidez- y más quieren aprender de otros. Otro, el en casa de herrero cuchara de palo se traduce por el afán de novedades quizás para comprometerse menos porque ya hay otras personas. Tercero, que nadie sea profeta en su propia tierra, se traduce en pensar: ¡qué me enseñará fulanito de tal, al que siempre le he conocido!… Un poquito de humildad siempre nos viene bien. Por último: ¿creemos que nos van a quitar la libertad y a comprometernos, siendo así que siempre hemos hecho gala de libertades y prudencia con los estados personales? Esto es lo que nos paraliza. Ojalá estar entre los mejores en otras actividades nos deje ser realmente buenos ampliando nuestro abanico como personas sociales por naturaleza.
Debemos hacer el propósito de leer porque no todo lo sabemos y debemos tener ganas de aprender; de ser agradecidos; de renovar el idealismo sano y el entusiasmo. El propósito de salir a la calle para quedar y verse, preguntar unos por otros, juntarnos… porque no somos una isla, un archipiélago, una península sino un continente, aunque no lo queramos, pues todo se ha socializado, hay que ser hermanos y ayudar… Juntarnos pero no dos veces al año sino para hacer más y más. Juntarse es un punto de partida y de trabajo, no un punto final y estético. No hay otra manera para cumplir nuestra misión. Cuando estemos de bajón juntémonos. Y una vez más nos debemos aplicar la conversión y nueva evangelización de la que nos hablan.
Lo que nosotros no hagamos, no lo hará nadie. Y si hacemos algo, lo haremos juntos, Sólo desde los esfuerzos pequeños y reales, que soportan todo, haremos una sociedad, una familia y España mejor, que en bien se transmite mediante vasos comunicantes.
¿Qué no sabemos hacer nada? Vamos a lo particular que es más comprometido.
En Navarra tenemos en breve la Iniciativa Legislativa Popular en defensa de un enorme conjunto urbanístico –amén de lo que significa-, de un monumento de gran calidad artística, como es el de Navarra a sus muertos en la Cruzada. A veces los que mucho aman creen que el amor suple el saber: pues no, el saber ayuda a amar más. Si nos juntamos Vd. podrá enterarse de muchas cosas que no sabe del monumento, porque alguien nos lo explicará, y le llevará a amar más, a comunicar a otros y vivir con plena responsabilidad.
Pues sí, hay que moverse y acercarse a nuestra Junta Regional. Por la radical soledad no hay que preocuparse pues es propio del mando. Lo que cada uno debe preocuparse es por lo que hace o no hace, por lo que ayuda o no ayuda. Aúpa pues.