¡Qué! ¿Nos manifestamos o no?
(por José Fermín Garralda)-
(Me extraña que algunos no acudan como un solo hombre a la calle, con el resto de la gente que aún tiene algún sentido de la honradez. Aunque parece que el pueblo español sólo y únicamente reacciona por el tema de la amnistía a los golpistas, nunca hay que apagar el pábilo que aún humea, ni cascar la caña quebrada por el viento, como dice el Evangelio. Hay que hacer como hacemos con el fuego en la chimenea. Dar fuelle no significa sacar la vena en grito, ni exacerbar las pasiones.
Es el momento de ser “intendencia ideológica” de la sociedad, y de poner los medios materiales como alguna bandera que marque el Norte, y hasta megáfonos, cuando la sorpresa o el imprevisto de la llamada anónima deja a todos absolutamente el cueros. “Estar con” la sociedad que se mueve algo y entre sus filas, no significa “estar como”. Se puede y aún debe estar muy bien en lo bueno que tienen las cosas. Sería una catástrofe que el PP y la partitocracia fagocitasen las concentraciones; también ahora habrá que armarse de argumentos ante la sociedad para evitar que los políticos de oficio la aherrojen de nuevo).
ABARROTADO estaba el Paseo Sarasate de Pamplona en la parte de la sede del PSOE/PSN, contra la amnistía que Pedro Sánchez plantea en favor del golpista catalán-anticatalán Puigdemont. Eran las ocho de la noche del 6 de noviembre. La concentración se prolongó media hora larga.
La convocatoria de la manifestación fue a través de redes, abierta y sin siglas. El único objetivo de los que acudieron fue salvar a España del golpismo de Puigdemont, de Pedro Sánchez y el PSOE/PSN… de don Felipe y de quien sea. Todos caben en la manifestación, hasta los más insólitos. Bien está todo esto, y sólo tengo una cosa que añadir: manifestémonos pero no pongamos tronos a las premisas y cadalsos a las consecuencias. Los males vienen muy de atrás.
Hubo carlistas o tradicionalistas entre los manifestantes en Pamplona, que tenían que haber llevado sus megáfonos porque faltaron totalmente. Otra vez ya lo saben. Y animar con eslóganes “cañeros” adecuados al golpe de Estado que se está produciendo por segunda vez, después del golpe televisivo catalán-anticatalán que los carlistas y algunos más advertimos y dijimos entonces que lo era.
Los eslóganes de la concentración fueron muy variados, demasiado. Algunos eran aceptables y otros demuestra la buena intención de los pamploneses pero su nulidad para estos menesteres: PSOE traidor; Chivite dimisión; Puigdemont a prisión; Chivite traidora; Este presidente es un delincuente; Ante la ley, igualdad; Amnistía en mi nombre no; No a la amnistía; Sánchez a prisión por alta traición; María Chivite marioneta de ETA; Partido socialista partido terrorista; Sánchez dictador.
A la tal Chivite la dejaría ahora en paz, aunque sea corresponsable de lo que haga su jefe el Sr. Sánchez. Y de lo que haga el PSN en el Ayuntamiento de Pamplona. En Navarra, ella le ha imitado muy bien, entregándose por segunda vez en la nueva legislatura a los separatistas y a la gente que no condena el terrorismo etarra como los Bildu. Dicho esto, apostillamos: ¿Por qué no se manifestaron entonces nuestros amigos como ahora lo hacen?
Lo siento por los votantes del PSOE, que por la edad tienen el cerebro como paralizado con las promesas que escucharon hace décadas a Felipe González y su escudero Alfonso Guerra. Promesas que por otra parte en nada se han cumplido: todo lo contrario. También lo siento por la partitocracia, pues se ha demostrado que no tiene arranque, y que la sociedad quiere actuar al margen de ella. Ojalá nadie convoque las concentraciones, salvo los mensajes de móvil sin nombre.
Un amigo que reacciona sanamente me envía esto sobre el periódico liberal conservador y anticarlista “Diario de Navarra”: “De la manifestación de ayer ante la sede del PSOE de Pamplona no viene ninguna reseña en primera página de “Diario de Navarra” que haga mención de la misma, aunque después en la sección de “NAVARRA” la saquen disfrazada con otro título y luego, en letra pequeña, se la atribuyan a VOX. Como lector habitual y por escribir de vez en cuando en la sección de cartas de los lectores, he llamado a D. de N. mostrando mi desacuerdo con esta actuación con “tintes de complejo” en estos momentos tan críticos, cuando en casi todas las grandes ciudades de nuestro país se están produciendo estas mismas manifestaciones. También tu, si estás de acuerdo, puedes hacer algo parecido si lo estimas oportuno. Un abrazo“.
Le respondo: nuestro país se llama España y los complejos de “Diario de Navarra” han sido los de gran parte de los navarros de veras durante muchos años, que se han dejado guiar por quienes no debieran. Los carlistas o tradicionalistas sabemos mucho del vacío que nos ha hecho ese periódico liberal-conservador. ¿No sabe mi querido amigo que “Diario de Navarra” juega al palo del regionalismo liberal y el palo del socialismo, del que debiera estar bien escarmentado? Como dentro de ambos palos no hay solución, comprendo que “Diario de Navarra” nos haga vacío a los carlistas o tradicionalistas y les haga lleno a los poquitos huguistas que quedan.
Pues a seguir. Nos alegran las manifestaciones cuasi espontáneas del día 6 en Madrid, Sevilla, Puerto de Santa María, Valencia, Salamanca, Pamplona, Oviedo, Granada… Hoy, día 7, la nueva de Madrid ha sido importante. También el día 5 hubo en Burgos, Cartagena, Córdoba, León, Madrid, Marbella, Murcia, Socuéllamos, Vigo, Valencia… Otras han surgido en Badajoz, Las Palmas, Jaén, Zaragoza, Barcelona…
Sólo tengo dos cosas que añadir: manifestémonos con brío, con nuestros micrófonos, con eslóganes fuertes de acuerdo con lo que se denuncia, y sin palabras barriobajeras, pero no pongamos tronos a las premisas y cadalsos a las consecuencias. Los males vienen muy de atrás. Se necesita: reflexión, acción y más reflexión, hasta la conversión. Es momento de ser intendencia “ideológica” frente al vacío de ideas y la utilización de la sociedad, frente a la fagocitación de la sana reacción social ante un virus mortal y las complicidades del PP y otros partidos que nos han conducido hasta la actual situación.