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27 de junio de 2017 0 / /

Recordando a nuestros antepasados

Por María José Bou Bertomeu

Recordar a nuestros antepasados es una cosa buena, de ellos muchos de nosotros recibimos un gran legado, del cual debemos de estar agradecidos, el primero fue la vida, después su mantenimiento, y muchas cosas más entre ellas la fe cristiana.

De los míos recuerdo los gratos momentos que pasamos juntos. Mi padre era un gran melómano, y un gran aficionado a la geografía, de él herede el gusto por la música, y el interés por el estudio físico de nuestro planeta. De mi madre recuerdo que era una mujer dulce, y cariñosa que me daba sabios consejos. Mi abuelo fue otro padre para mí, y mi abuela un fuerte pilar en la transmisión de mi fe cristiana, todas las noches al lado de mi cama, cuando era muy niña me enseñaba las oraciones, y rezábamos juntas el ángel de la guarda, el Padrenuestro, y el Ave María.

También de labios de mi madre oí contar, la vida de mis bisabuelos, como se conocieron, se casaron y formaron una familia, sé que se llamaban Joaquín y María. Este alternaba el trabajo de sus pequeñas propiedades, con las de jornalero, también se dedicaba a podar árboles, sé que era tan buen labrador que sabía cada cultivo en que fases de la luna se debía de sembrar, como también las diferentes semillas, si debían cultivarse juntas o separadas con el fin de favorecer su crecimiento, y protegerlas de enfermedades.

De joven Joaquín y otro amigo fundaron la adoración nocturna del Sagrado Corazón de Jesús, y siguió siendo adorador hasta que Dios se lo llevo con El. Hombre eminentemente religioso solía decir:” Los domingos son para ir a misa, y dedicarlo a Dios, y estar con la mujer y los hijos”, De hecho María la abuela de mi madre, a pesar de su condición humilde, sabía leer y escribir, en aquella época muy poca gente había aprendido esto y menos los de su escala social, eso le facilitaba leer la Biblia y la vida de los santos en especial en el día del Señor. Este día era tan sagrado que salvo excepciones se trabajaba lo imprescindible, pues los trabajos del hogar que eran más fuertes se dejaban para los días laborables, pues el domingo era especial, descanso para el cuerpo, y cultivo para el alma, que es la parte interior del ser humano creada por Dios.

Joaquín y María eran de la tercera orden franciscana, lo Vivian de tal manera este carisma, que todos los que entraban en casa nunca se iban con las manos vacías. El ora y labora lo tenían muy a sumido, María rezaba por todos. Tenían el matrimonio cinco hijas y dos hijos , que para ellos era un regalo de Dios, todas las noches cuando Joaquín venia del trabajo del campo, se bendecía la mesa se cenaba y poco después se rezaba el Santo Rosario. Cuando los hijos e hijas se casaron, se reunían muchas veces en casa todos, entre ellos sus yernos, nueras, y nietos. Figuraos la fuerza de esta oración ante los ojos de Dios.

Imaginaros una sociedad en donde casi todos los hogares se rezaba el Santo Rosario, en ella existía paz y solidaridad, como no tendrían que ser felices, aun dentro de los sufrimientos y dificultades que en si lleva la vida, pero sobre todo lo que hay que destacar más era el amor.. Una frase que destacaba mi madre de esta antepasada mía, era cuando alguien se quejaba de la dureza de la vida, mi bisabuela decía: “Llorando o riendo la cuestión es vivir porque hasta la misma muerte es vida”. También con gran entusiasmo, decía a sus amigas: “Os podéis imaginar cuando al morir, estés en el cielo y verte cara a cara a Dios, y poderlo abrazar”.

Mis bisabuelos eran un matrimonio que Vivian con esperanza, e ilusión, en esta vida porque sobre todo no temían ni al sufrimiento, ni a la muerte, porque Dios estaba con ellos.

Al recordar esta historia tan bonita, Lamento no haber tenido más interés por no saber más de aquellos que me precedieron. También me doy cuenta del valor que tienen las personas mayores. Dentro de la sociedad y de la familia, de cara a las futuras generaciones. Los abuelos deben ocupar el Lugar que les corresponde, pues cuando se convive con los nietos, todos se hacen más humanos, ellos comparten, dialogo, amistad y cariño aparte de que los mayores, son un manantial de sabiduría. Por eso os pediría que hablarais a vuestros hijos y nietos, de vuestros antepasados ellos os lo agradecerán.

La Biblia en especial el antiguo testamento, en un principio se transmite oralmente de padres a hijos, hasta que este se plasmó por escrito, en este se habla de las raíces de toda la humanidad, y del pueblo elegido por Dios, en su obra salvífica, Así vemos también que en áfrica antes de que llegara el colonialismo, había una gran tradición oral, las familias sabían la vida y los nombres de las personas pertenecientes a las generaciones anteriores a ellos. También en Islandia donde existe una cultura más avanzada, es un ejemplo de ello, ya que cada persona tiene la costumbre de dejar su biografía por escrito, así va pasando a su descendencia. Alguien que tuvo una experiencia de Dios dejo `por escrito, que en el cielo nuestros familiares se alegran cuando nosotros en la tierra los recordamos y hablamos de ellos, porque aún nos siguen queriendo. Está claro que en el amor no existen barreras, el cielo y la tierra se unen. Por eso rezar por nuestros familiares que fallecieron, es también demostrarles que aún les seguimos queriendo.

Se dice que el padre Gobbi, que fue fundador del Movimiento Sacerdotal Mariano, y autor de varios libros, el cual la Virgen le hablaba, una vez nuestra Madre le dijo:” Las personas que fueron elegidas por Dios y llegaron a la santidad ,fueron elegidas no por sus propios méritos sino por las oraciones de sus antepasados.” Por lo tanto si queremos hijos y nietos santos, ofrezcamos a Dios nuestras oraciones, buenas obras, y sufrimientos siempre para la gloria de nuestro Padre que está en los Cielos.

Padres, abuelos, tíos, hombres, y mujeres, dad a conocer a vuestros niños y jóvenes el amor de Jesús y de la Virgen María, aunque de la sensación de que no os hagan caso. Trasmitidles la fe, y los valores cristianos, que son los mejores de todos, enseñadles a orar y a rezad con ellos, no dejéis la catequesis solo a la parroquia, implicaros también vosotros. Pues los auténticos catequistas debéis ser los padres, y los familiares buscad formación, estáis llamados a ser colaboradores de la iglesia, y apóstoles de vuestro hogar no dejéis esta tarea tan bonita, que es formar y hacer nuevos niños y jóvenes cristianos, para que el mundo sea un nido de paz y de amor entre todos los hombres.

La Santa misa como mínimo los días de precepto, y si es posible todos los días, junto el santo Rosario que es , oración por excelencia de la Virgen, hará posible el amor y la unidad de todas aquellas personas que forman un hogar. Esto que os he dicho les servirá para toda la vida a vuestros hijos, y nietos y a vosotros, y cuando dejéis este mundo, será el comienzo de una vida nueva, donde ya no existirá el llanto, ni el dolor, porque Cristo ha vencido a la muerte y nosotros la venceremos con El, Entonces veremos cara a cara a Dios, y con un abrazo nos uniremos a Él.

Que Jesús y su Santa Madre la Virgen María os bendigan.

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