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como católico, soy decididamente contrario a la práctica del aborto. Igualmente estoy a favor de la vida DESDE la concepción HASTA la muerte natural.
Por eso estoy radicalmente también en contra de la política que propone VOX, que limita la defensa de tan fundamental derecho a la concepción y a la expiración, mientras que asume plenamente la política que lleva a la muerte por hambre a mas de 10.000 personas cada hora. cada año mueren de hambre mas personas que en las dos guerras mundiales juntas.
VOX es además una organización anglosajonizada (como los afrancesados cuando Napoleón), que está por la venta de la patria al mejor postor, defendiendo la libre circulación de capitales, la limitación de responsabilidad de los socios mercantiles y el juego de la bolsa, que propicia la destrucción de la Creación, por el abaratamiento de los costes, y que mande el dinero (NO SE PUEDE SERVIR A DOS SEÑORES).

Estamos ante una economía en la que la escasez enriquece, porque cuando queda un solo elemento vale más que los diez mil que se destruyen, aunque estuviesen en la misma mano.

VOX no tiene nada en común conmigo. Cuando dice que los obispos se preocupen de las cosas de Dios, que de las de la tierra ya se ocupan otros, se manifiestan como lo que son: calvinistas, partidarios de la usurpación de la dirección espiritual de los pueblos, como las monarquías norteeuropeas, y de la manipulación en lo que puedan de la Iglesia, al menos en propaganda. En puridad, se puede llegar a pensar que son satánicos ocultos, a quienes le molesta menos las jornadas que, gracias a Dios, se han suspendido en la Universidad, que mi modesta opinión.

Como todos los demás partidos, pretenden establecer una representación engañosa a través de ideologías, todas al servicio de los mismos.

Olvidamos que Carlos Marx fue favorecido por Inglaterra, mantenido por Engels (que además de tener cientos de trabajadores en condiciones insalubres, tragando lino por las narices en sus fábricas textiles, escribe “El origen de la familia” simplemente poniendo del revés lo que pudo observarse en los pueblos primitivos de la edad moderna y contemporánea, antes de que la masonería propiciase su exterminio) para hacer ver el mundo desde una perspectiva simplista y desorientadora: empresarios y asalariados.

Pero lo mismo que no es igual un albañil que un sicario, aunque los dos estén a sueldo, nada tienen que ver las personas emprendedoras que producen algo bueno u organizan un servicio útil, cuyo abundante consumo le produce beneficios, con aquellos que, para que sus acciones suban, compra madera quemada en vez de fresca para sus empresas, y para eso hay que pegar fuego al mundo, como están haciendo.

El Anticristo es la Masonería y, hasta la fecha, está capitaneada por la familia real inglesa. El Rey y, si es reina, el rey consorte (así lo establecieron públicamente en 1817). Como la reina no se muere y el consorte con 95 años ya no podía, ha tenido que ocupar el puesto el príncipe heredero desde el 2.017, pero he visto al “jubilado” en un reportaje en blanco y negro de los años sesenta, que echaron por televisión a su “jubilación”, sentado en un trono sobre un altar, adorado como dios creador por los indígenas Tana de Vanuatu, que después han retirado de las redes. No es de extrañar, pues la cara de estarse riendo del mundo entero, no pueden dejar que llegue a todos.