Skolae III: Más allá de los tribunales
(Por María José Guindano) –
“El Gobierno sigue adelante contra viento y marea gracias a un potente aparato propagandístico financiado públicamente”
Creemos que es la tercera entrega, aunque es posible que se nos haya pasado alguna. El caso es que Skolae regresa a las aulas, demostrando una insistencia más política que educativa. Recordemos que este programa ha sido declarado nulo de pleno derecho en dos ocasiones por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra, y una por el Tribunal Supremo.
Pero el Gobierno sigue adelante contra viento y marea gracias a un potente aparato propagandístico financiado públicamente. Otra cosa que ayuda a una visión positiva de Skolae es su excelente envoltorio. Promueve eliminar la violencia del hombre contra la mujer, un fin muy noble, a la vez que afronta temas como autonomía, liderazgo, empoderamiento y participación social. A nadie se le ocurriría pensar que es malo tratar estas cuestiones. Sin embargo, al analizar el programa, se observa entre líneas una educación basada en la ideología de género, que centra la identidad de la persona en cómo se autopercibe, no en lo que es. Además, las relaciones de pareja se presentan desligadas del amor o el compromiso (no hay más que ver la campaña de vídeos sexuales que hubo hace unas semanas por las calles de Pamplona en línea con la coeducación), por no hablar de que las relaciones hombre-mujer se presentan en clave de conflicto. Todo esto queda reflejado en las fichas del programa, que solo se encuentran en la web de FamiLiaE, ya que el Departamento de Educación no desea hacerlas públicas (FamiLiaE tuvo que recurrir al Consejo de la Transparencia para que las hicieran llegar a la asociación). Algunos ejemplos son la ficha C31, titulada “Carta de despedida del machista que hay en mí”, la ficha C16, donde se pide a los alumnos que respondan, “levantando la mano, a la pregunta ¿A quién le gustaría ser del sexo contrario?” o la S13.1, donde la tarea es que cuando el profesor “nombre cada parte del cuerpo, las niñas y niños apoyen sus manos en ella, la toquen o la acaricien… y se paren un momento con los ojos cerrados para poder sentir que emoción acude a ellas y ellos”.
Esta visión antropológica, como en una caza de brujas, la van a supervisar en todos los lugares: “el patio, los pasillos, el polideportivo, los aseos, la biblioteca, los laboratorios, los espacios de estudio”, incluso las ideas y creencias se van a supervisar (ver página 20 del Plan de Coeducación).
El Gobierno de Navarra se ampara en leyes que promulgan sus colegas en el parlamento foral, español y europeo. Pero omiten instancias superiores a las leyes. La Constitución española y la Declaración Universal de los Derechos Humanos recogen el derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. Tampoco se respeta el ideario de muchos centros, o el derecho de los profesores a elegir si cursan una formación con marcado carácter ideológico.
Sin embargo, desde FamiLiaE queremos transmitir un mensaje de esperanza y decir que la maquinaria gubernamental no logrará sus objetivos si las familias mantienen un papel activo en la educación de las nuevas generaciones. Los padres deben invertir tiempo con sus hijos para poder transmitirles sus valores y proyecto vital. Por otro lado, deben seguir exigiendo que se respeten sus derechos como padres, proponiendo otro tipo de coeducación sin ideologías. Se puede luchar contra la violencia sin centrar el asunto en una dialéctica donde el malo es el hombre y la víctima la mujer. Resulta mucho más constructivo centrarse en que hombres y mujeres se respeten y complementen, que por cierto Skolae está en contra de la complementariedad y la considera como un mito del amor romántico, cuando es una de las cosas que más enriquece las relaciones en las parejas. Pero complementariedad significa diferencia, y diferencia, salvo para la diversidad de orientación e identidad sexual, es algo malo. Así nos va, con una sociedad donde apenas hay niños, algo lógico si a nuestros jóvenes no se les enseña valores como fidelidad, entrega o sacrificio, y no se les ilusiona con formar una familia. Si falta todo eso, ¿cómo van a surgir hogares estables?
En esta línea es también importante tomarse en serio el matrimonio, ausente en los planes coeducativos, pero que es el pilar sobre el que se ha construido nuestra sociedad y una institución a la que por lo general le avalan las estadísticas en lo que se refiere a la convivencia y el crecimiento sano de los hijos. No en vano, un matrimonio es, en el ámbito del amor, el equivalente al contrato indefinido, lo que todo el mundo sueña en el mercado laboral. Sin embargo, a menudo deseamos estabilidad laboral con contrato, pero no queremos lo mismo para la familia.
María José Guindano. Vicepresidenta de FamiLiaE