Les escribo en relación con el ataque a Aralar perpetrado este sábado,
El ataque vandálico ha consistido en la quema de la puerta de la Iglesia así como la pintada de la estrella de David con la palabra “jude”.
En primer lugar, este acto es una clara manifestación de la creciente irreligiosidad de nuestra querida Navarra. En unas pocas décadas la antigua “España católica de España” ha quedado reducida a unos puñados de gente.
La herejía más popular hoy en día en Navarra es la idolatría la nación cultural, con el consiguiente olvido del culto al Dios verdadero. De un error pequeño en el principio, se vuelve gran error en el final.
La pérdida de la fe católica en el pueblo vasco ha conllevado la pérdida de muchas almas. Muchas de las cuales han recurrido a los antiguos cultos vascos, ya que la posmodernidad defendida por los partidos abertzales no llena ni da sentido.
No se quien ha sido el culpable pero responde a la lógica del mundo abertzale: para entender el trasfondo de lo que está pasando con las cruces (y en el caso de que hayan sido ellos en Aralar) convendría que vierais la película “Irati”. Sería una pérdida de tiempo si no es porque es ilustrativa de la mentalidad neopagana en la que vive el mundo abertzale. Toda la culpa del declive de “Euskalerria” se debe según su pervertida mente a la llegada de la Fe cristiana que comienza en la Antigua Alianza. Por eso el otro día en Mondragón cuando cortaron la Cruz pusieron invocaciones a Mari, demonio abominable de la supuesta mitología vasca que fue destronada por Jesucristo, como todas las demás perversiones paganas. Además, el Santuario de San Miguel in Excelsis en Aralar es todo un referente de nuestros pueblos, especialmente en Guipúzcoa y Navarra.
Su lógica podrida y tumefacta es que cristianos y judíos somos lo mismo pues somos “maketos” que venimos a imponer una religión que no es la nuestra, como veis la ideología acaba transformándose en religión y exige sus propios sacrificios.
Esa es la razón por la que no solo les basta el Olentzero en Navidad (que por cierto es una tradición local de Navarra que tiene que ver con las antífonas de la ‘O’ y que adora a Jesucristo) sino que este ha sido transformado , de la canción y desaparecido el Nombre de Jesús y de repente aparece Mari, como si fuera la “compañera “ necesaria para paganizar el solsticio de Invierno.
Es una triste consecuencia de la apostasía. El hombre es naturalmente religioso. El abandono del Dios verdadero no engendra ateísmo sino paganismo. Mari es la representación de la Ama-Lur (Madre tierra-pachamama) es decir “nuestra tierra” a la que pertenecemos y cuya personificación es Mari. Somos la tierra. Por eso es un movimiento ecofeminista (la tierra que exige sacrificios -terrorismo-) y el feminismo pues la tierra es mujer pues de ella nos viene la vida. Esto que es compartido hoy en día ideológicamente en gran parte de la izquierda mundial aquí tiene sus propias características pintorescas y “locales”.
Es la divinización de la tierra. Da igual que sea un dios personal. Es panteísmo pues somos la tierra, somos parte de ella y nuestro destino está unido salvíficamente a ella. Sin ella perecemos. La verdadera religión revelada que surge con la llamada de Abraham y la elección del pueblo de Israel y tiene su cumplimiento en Jesucristo y la llamada de todos los hombres a formar parte De la Iglesia es Patriarcal, machista y superadora de la tierra ya que la divinidad no es la tierra sino Aquel que ha creado el Cielo y la Tierra y cuya Gloria no pueden contenerlo.
Seguramente los energúmenos que derriban cruces y queman santuarios no hayan sacado tantas consecuencias “teológicas” pero es el humus ideológico en el que viven y del que se alimentan.
En segundo lugar, es parte de una estrategia clara de descristianización. El terrorismo de blasfemias busca normalizar los ataques contra nuestros Señor Jesucristo. Desde los santuarios más pequeños, paulatinamente hasta los más grandes. ¡No olvidemos que Nuestro Señor Jesucristo está presente en el más pequeño altar y en la más humilde misa celebrada en el lugar más recóndito de la tierra por el sacerdote más humilde!. Es nuestro deber defenderle siempre como lo haríamos con nuestra madre/ padre o con nuestro bien más querido y preciado.
Finalmente, éste acto debe ser una llamada de atención a todos nosotros. Hay que defender con celo los lugares sagrados, donde habita el Señor entre nosotros.
Y tú, joven navarro ¿Vas a elegir los ídolos que llevaron a tus antepasados a ser sometidos por los romanos o vas a elegir la fe victoriosa que llevó a los nuestros a conquistar medio mundo?.
Elige y no seas tibio, es cuestión de vida o muerte eterna.
Ave Crux, Spes Unica.