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Transporte y movilidad

Principales innovaciones en el transporte y la movilidad11 de noviembre de 2016. La socialdemócrata danesa Ida Auken publica en la página web del Foro Económico Mundial un artículo titulado “Bienvenido a 2030. No poseo nada, no tengo intimidad y la vida nunca ha sido mejor”. El texto incluye estas palabras:

Bienvenido a mi ciudad (o debería decir, “nuestra ciudad”). Nada me pertenece. No soy dueña de un coche. No soy dueña de una casa. No poseo electrodomésticos ni ropa. Puede parecerte extraño, pero esta ciudad, para nosotros, tiene mucho sentido. Todo lo que considerabas un producto se ha convertido en un servicio. Tenemos acceso al transporte, al alojamiento, a la comida y a todo lo que necesitamos en nuestra vida cotidiana. Una por una, todas estas cosas se hicieron gratuitas, por lo que al final no tenía sentido para nosotros poseer mucho. […]

Ya no tenía sentido poseer un coche, puesto que podíamos utilizar un vehículo no tripulado o un coche volador para hacer viajes más largos en minutos… Algunas veces me molesto por el hecho de que no tengo una verdadera intimidad. No hay un lugar al que pueda ir y no estar registrado. Sé que, en algún lugar, todo lo que hago, pienso y sueño se queda registrado.

Como esta perversa y depravada mujer afirmaba en el mismo artículo, este no se trataba de “una utopía o un sueño del futuro”, sino de un escenario “al que podríamos estar dirigiéndonos”, para lo cual “deberíamos empezar discusiones por muchos medios”.

Cuatro años después, el confinamiento ilegítimo e ilegal al que fue condenada toda la población mundial le dio la razón: el escenario ya estaba aquí y todos nosotros, sin haber sido consultados, vivíamos encerrados en él. Ya “no tenía sentido” gozar ni siquiera de la libertad de visitar a nuestros padres y abuelos, ya que teníamos al lado de casa establecimientos de “primera necesidad” (eso sí, yendo cada uno según su horario fijado por el todopoderoso Estado). No había que molestarse por tener la menor intimidad, había que pagar todo con tarjeta de débito para informar de todos los movimientos, había que ser “ciudadano responsable”, había que confiar en tu Gobierno, había que dejar que arbitrariamente, por haber puesto un pie en la calle, todos tus datos fueran registrados.

Ese mismo año se crea el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. Detrás de esta Agenda que supone una vuelta a los totalitarismos de hace un siglo están la ONU y (sorpresa) el Foro Económico Mundial, que en marzo del año pasado hizo públicas sus propuestas sobre un nuevo tipo de urbanismo: la ciudad de 15 minutos, que está implantándose ya en París, Bogotá, Barcelona y toda Suecia.

Las ciudades de 15 minutos son pequeños núcleos urbanos que pretenden tener “todo lo que necesitamos en nuestra vida cotidiana” a quince minutos andando, en bicicleta o en transporte público. El motivo de crear este tipo de ciudades más “sostenibles” responde, supuestamente, a la erradicación de las emisiones de dióxido de carbono que en las ciudades suponen más del 60%. Lo que no te dicen ni te dirán es que, con la excusa de la nueva religión ecologista (el apocalipsis climático lo justifica todo), los políticos van a decidir a golpe de decreto adónde tienes permitido conducir o incluso caminar, cuántos kilómetros puedes hacer, a qué sitios puedes viajar o incluso si podrás volver a viajar alguna vez. Después de todo, ¿para qué quieres hacer un viaje a Nueva York si puedes verla en la pantalla de tu móvil previo rastreado de tu IP?

¿Sabes que en Corea del Norte la población tiene prohibido salir de su ciudad e incluso a veces de su propio barrio? Qué dictatorial, ¿verdad? Quizá si les dijeran que tienen que estar encerrados en cuatro calles por el bien del planeta y del clima se lo tomarían mucho mejor…

Todo esto se está haciendo, y se va a hacer, sin tu consentimiento. Porque vivimos en una democracia, ¿no era así? Una democracia en la que “manda el pueblo”. ¿Qué dirías tú si te preguntaran sobre las ciudades y las comunidades? Seguro que dirías que cuando vas a trabajar al centro de la ciudad te pasas horas buscando aparcamiento y que hay que duplicar, triplicar el número de aparcamientos públicos sin que sus precios sean abusivos, dirías que no se puede consentir el precio de la gasolina, dirías que te dejen de intentar vender coches eléctricos porque ya en Holanda se están dando cuenta de que son un timo y de que al intentar cargarlos provocan apagones en toda la ciudad. Dirías que la guerra contra el transporte privado no va de ecología (comprensión de los ecosistemas), sino de ecologismo (ideología política), y este va a su vez de totalitarismo, de control de la sociedad y de pérdida de las libertades.

Pero como este gobierno corrupto y corrompido no te escucharía, tendrías que luchar por tu cuenta. Por los que quieres. Por el recuerdo de los que quisiste.

Y no estás solo. La Comunión Tradicionalista Carlista está contigo hombro con hombro para cambiarlo todo.

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